10 de septiembre de 2018

ESPOSAS Y AMANTES


Pedro el Grande hizo ejecutar al amante de su esposa y ordenó colocar su cabeza en un frasco con alcohol. La esposa debía conservar ese frasco en su dormitorio.

Cuando Jorge I de Inglaterra subió al trono en 1714, su mujer no subió con él porque había cometido adulterio. El rey la colocó en el Castillo de Aldlen con arresto domiciliario, y allí permaneció durante treinta y dos años. Jorge había llegado al trono de Inglaterra acompañado de sus dos amantes. El adulterio solo era un crimen para las esposas.

Los babilonios subastaban cada año a las chicas casaderas. Los hombres tenían que pujar con precios altos para conseguir a las muchachas feas, por las que nadie quería ofrecer dinero en la subasta, pudieran encontrar marido. Heródoto consideraba a ésta la costumbre más sabia de los babilonios.

Moura Budberg (1892-1974) fue el centro de la vida social, intelectual y artística de Londres durante cuatro décadas. Había nacido como miembro de la aristocracia rusa, dominaba con fluidez cinco lenguas, publicó treinta libros y era diseñadora de moda y consejera de directores de teatro, cine y televisión. Sus romances amorosos incluyen a Máximo Gorky, con el que vivió muchos años, y H.G. Wells. Su casa era un salón de tertulias de todo tipo.

El pueblo nayar, en el sur de la India, tiene una costumbre muy poco común. Una joven se casa con un hombre al que casi nunca ve. Varios amantes la visitan, y la mayoría de los hijos son fruto de estas relaciones. La mujer y sus hijos viven con las hermanas de la primera y los hijos de éstas. Sus hermanos son los representantes de la autoridad masculina en el hogar, aunque ellos tampoco están mucho en la casa. En la actualidad esa costumbre no es tan frecuente, pero todavía existe.

Alejandro Gustavo Eiffel, el constructor de la Torre Eiffell de París, que se inauguró en 1889, creó en su cima el más alto nido de amor para poder realizar sus citas personales. El nido de águilas está abierto a los visitantes.

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