21 de junio de 2018

SOBRE ALIMENTOS


El chocolate era considerado una tentación del diablo. Durante el siglo XVIII, en América Central, no se permitía que nadie lo bebiera, solamente podían hacerlo los de más de 60 años. Los que no seguían la norma eran amenazados con la excomunión.

El vinagre era el ácido más fuerte conocido en la antigüedad.

Durante su presidencia de los Estados Unidos, Rutherford B. Hayes (1877-1881), prohibió todos los vinos y licores en la Casa Blanca. Su esposa era conocida como Lucía Limonada. A escondidas del matrimonio, el mayordomo añadía alcohol al Ponche Romano, una especie de sorbete elaborado con jugo de limón, azúcar y claras de huevo. Se servía en mitad de la comida para refrescar, este ponche fue conocido como “La Estación Salvavidas”. El presidente nunca lo descubrió.

Dos semanas antes de finalizar su segundo período como presidente de los Estados Unidos, Andrew Jackson ofreció una recepción pública. Le habían regalado los lecheros de Nueva York un enorme queso que pesaba 635 kilos, y el público fue invitado a comerlo. El queso gigante, de 1,22 metros de diámetro y 61 cm de grosor. Se lo comieron en dos horas.

El té no fue introducido en las colonias americanas antes de 1714, entonces ni el té ni el café eran las bebidas más populares. El chocolate era la bebida sin alcohol preferido, junto con el ron en Nueva Inglaterra y la cerveza en las colonias centrales.

Las bebidas carbonatadas se hicieron famosas en 1832, después de que John Mathews inventó un aparato para cargar el agua con gas de bióxido de carbono. Parece ser que el primer refresco carbonatado fue elaborado en Filadelfia en 1807, cuando el doctor Philip Syng Physic pidió a un químico que preparase agua carbonatada para un paciente. El sabor se agregó para hacer la bebida más agradable.

A pesar de que en habitual en la pintura del Renacimiento, no se comieron naranjas durante la Última Cena, en ese tiempo no había. Los cruzados, al volver de Tierras Santas, dijeron haberlas visto, por lo que Tiziano, Botticelli y otros pintores de la época, las pintaron. En ese tiempo los cítricos habían sido introducidos desde China a los países mediterráneos.

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