26 de junio de 2018

MARIE LOUISE FULLER (LOÏE FULLER)


Marie Louise Fuller (1862-1928) nació en una taberna de los suburbios de Chicago, Estados Unidos. En la adolescencia todavía vivía en la más absoluta pobreza, obtenía el poco dinero del que disponía con sus actuaciones teatrales. No imaginaba que acabaría convirtiéndose en una bailarina de fama mundial.

Antes de cumplir los treinta años comenzó a tener éxito con espectáculos circenses y de variedades. En ellos, se vestía con una falda larga, que movía imitando un aleteo mientras aparentaba estar hipnotizada. Esa danza causó sensación en Europa, donde se instaló en 1892, con el nombre artístico de “Loïe”, impresionó a los espectadores del Folies Bergère por la manera en que ondulaba los cientos de metros de tela de seda de su vestido y por sus transparencias ya que no llevaba corsé para cubrir su cuerpo.

Además, patentó unos compuestos químicos para producir efectos especiales de color sobre su ropa, utilizando por primera vez sales luminiscentes creando trucos de iluminación. En su casa hacía experimentos con sustancias químicas para conseguir esos efectos de luz y color. Sus íntimos amigos era Pierre y Marie Curie. Con ellos compartía sesiones de espiritismo.

Su baile fascinó a la flor y nata de la sociedad de la época. Pero nunca fue la belleza que inmortalizó en el famoso cartel Jules Cheret. En realidad ella era rechoncha, de cara vulgar y nariz respingona, hablaba inglés barriobajero y un francés muy incorrecto.

Parece ser que mantuvo una íntima relación con la reina María de Rumanía. También mantuvo una larga relación con la bailarina Gabrielle Bloch.

Loïe Fuller fue pionera de la danza moderna. Fue una de las artistas mejor pagada de su época. Después de su muerte por neumonía a los 65 años, nadie se volvió a acordar de ella.

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