29 de abril de 2018

FRANZ REICHELT Y SU ABRIGO-PARACAÍDAS


Franz Reichelt (1879-1912) fue un prestigioso sastre austríaco que vivía en París. En 1912 inventó una especie de abrigo-paracaídas inspirado en los diseños de Leonardo da Vinci. Su intención era volar como un murciélago.

Para su demostración, pidió permiso para lanzarse desde la Torre Eiffel, a doscientos setenta y cuatro metros de altura. Los propietarios le dieron el permiso, con la doble condición de que Reichelt consiguiera también el permiso de la policía y de que firmara una renuncia a sus derechos, absolviéndolos de antemano de toda responsabilidad. La policía le autorizó para que utilizara en la prueba un muñeco, pero, en el último minuto, Reichelt decidió probar su capa.

A las siete en punto de la mañana del 4 de febrero de 1912, el sastre, acompañado de un grupo de fans y fotógrafos de prensa, subió hasta la primera plataforma, se colocó sobre el borde de la barandilla y, se lanzó al vacío, seguro de poder escapar de la muerte.

Reichelt esperaba que curiosos y periodistas midieran la duración del vuelo. En lugar de eso, midieron la profundidad del agujero en el suelo que produjo su salto. Además, unos fotógrafos grabaron el accidente. Según la autopsia, no murió del golpe sino de un ataque al corazón antes de tocar el suelo.

Un año antes, en 1911, el italiano Joseph Pino había diseñado y probado con éxito el paracaídas para pilotos de aviación. Antes, en 1797, André Garnerin (1769-1823) había realizado muchos saltos, entre ellos uno de dos mil quinientos metros de altura sobre Londres con un paracaídas con campana de seda de unos siete metros de diámetro.

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