30 de agosto de 2017

LA MUERTE DE MAGALLANES CONTADA POR ANTONIO PIGAFETTA


Antonio Pigafetta fue el cronista de la primera circunnavegación de la Tierra, realizada en el año 1522, con Fernando de Magallanes al mando. Sobre la muerte de Magallanes escribió:

“Confio mucho en Vuestra Señoría ilustrísima porque la fama de capitán tan generoso no se extinga con nuestros tiempos. Entre las otras virtudes que concurrían en él, era la más permanente su fortaleza para resistir el hambre mejor que todos, así como que conocía las cartas náuticas y navegaba como nadie en el mundo.

La batalla se desarrolló el sábado 27 de abril de 1521, el capitán quiso librarla el sábado por ser el día más de su devoción. Fueron muertos con él ocho de nuestros hombres, y cuatro indios ya bautizados; éstos, por las bombardas de las naves, que en plena refriega acercáronse a prestar ayuda. Y, de los enemigos, quince solo; contra además, muchos heridos nuestros.

Después del yantar, envió el rey cristiano a inquirir, con nuestro consentimiento, cerca del de Matán si no querrían entregar el cuerpo del capitán con los de los otros caídos; que, a cambio, se les daría cuanta mercancía apeteciesen. Respondieron que no se entregaba tal hombre, como pensábamos, y que no lo devolverían por la mayor riqueza del mundo; antes querían conservarlo, para su memoria.

Apenas murió el capitán, los cuatro hombres que teníamos en el poblado para la adquisición de víveres hicieron subir éstos a bordo. Nombramos después dos gobernadores; Duarte Barbosa, portugués, pariente del capitán y Juan Serrano, español. Nuestro intérprete, que se llamaba Enrique, por haber resultado ligeramente herido, no bajaba ya a tierra para resolver las cosas necesarias, sino que solía permanecer tumbado bajo una tolda.

Por lo que Duarte Barbosa, gobernador de la nao capitana, le reprendió a gritos, advirtiéndole que no por la muerte de su señor, el capitán, quedaba libre, sino que ya se encargaría él de que, apenas de regreso a España, pasase a servir a doña Beatriz, mujer del capitán general; y amenazóle con que, si no bajaba a tierra, había de mandarlo azotar. Levantóse el esclavo, pareciendo obedecer a tales palabras, y bajó a tierra a trasmitir al rey cristiano que querían marcharse pronto. Pero que, si querían concertarse con él, él se apoderaría de los barcos y de la carga toda; de manera que organizaron una traición. El esclavo volvió a bordo, aparentemente más activo que antes”.

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