3 de agosto de 2017

BANQUETES MEDIEVALES


Los castillos medievales se construían con un gran salón donde se celebraban majestuosos banquetes. Los invitados a menudo eran miembros de la familia con un estatus parecido al de los anfitriones, al final de las cosechas, también se invitaba a los granjeros y campesinos locales.  Antes de llegar a la sala del banquete, a los invitados se les daba agua y una toalla que se lavaran las manos. Se rezaba una oración y se servían los platos, se entregaba un cuchillo y una cuchara.

El anfitrión se sentaba en la mesa principal presidiendo la sala, junto a los de más alto rango social. Esta mesa normalmente estaba un poco más elevada y cubierta con un mantel de damasco. El resto de las mesas se colocaban perpendiculares a la mesa principal, y la gente se sentaba en orden de rango descendiente.

La comida la servían los criados. Los de más alto rango tenían personal para que probasen sus platos y evitar algún envenenamiento. Cada ración se compartía entre dos o cuatro personas, el único con un plato para él solo era el anfitrión. El vino era la bebida más importante, a menudo estaba rebajado con agua y aromatizado con miel, tomillo y pimienta.

La mayoría de salones de banquetes tenían un escenario para los músicos. La tradición de que hubiera música de fondo venía de los trovadores franceses. Además de los músicos y trovadores, a menudo también participaban cómicos y juglares. De las paredes colgaban tapices, banderas y escudos que representaban las alianzas políticas y los emblemas de importantes huéspedes de honor.

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