9 de julio de 2017

EL VINO EN LA EDAD MEDIA



En la Edad Media, la principal región vinatera de España era La Rioja, que ya producía el zumo de la uva. Algunas de las tareas propias de la vendimia se realizaban a pie de campo, sin recurrir al transporte de la uva, de esa manera se evitaban pagar impuestos por la producción. Junto a las vides se encontraban los trujales, que eran los lugares en los que los cultivadores pisaban las uvas. Los trujales eran agujeros circulares, a través de unos pequeños canales, conducían el zumo pisado hasta unos depósitos excavados en la piedra, llamados torcos.

Los miembros de la nobleza disponían de lagares parecidos a las actuales Bodegas. Según las crónicas, en el palacio de Villa Abnazar, en Grañón, La Rioja, había, además del trujal, una cuba y una tina. O sea, todos los elementos necesarios para la elaboración del vino, todos estos elementos estaban situados en un espacio cubierto.

En la Edad Media se sabía apreciar el buen vino. En el poema “La bataille des vins” del poeta Henri d’Andeli, se narra una competición que organizó el rey Felipe II de Francia, que parece ser que fue la primera cata que se celebró. Para ella se llevaron a la mesa del rey 70 vinos, la mayoría franceses, también algunos españoles, italianos, alemanes y de Chipre.

En Chipre ya elaboraban vino antes del año 1000. Hesíodo, el poeta, menciona los vinos chipriotas en el año 800 a. C. En la boda de Ricardo Corazón de León con Berenguela de Navarra se bebió vino de la región de Commandaria, un vino dulce para postres. El rey lo definió como “el vino de los reyes y el rey de los vinos”. Los templarios que gestionaban el gobierno de la región fomentaron su producción durante las Cruzadas.

Los pobres no bebían vino y consumían bebidas más baratas, como el hidromiel, la sidra y sobre todo, la cerveza.

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