10 de julio de 2017

DESCRIPCIÓN DE CARLOS I DE ESPAÑA (2)


Poco se sabe de la infancia de Carlos I de España y V de Alemania (1500-1558), creció como un huérfano a partir de la muerte de su padre Felipe el Hermoso, en 1506, y la locura de su madre, Juana, al año siguiente, razón por la cual ya no volvió a vivir con ella, únicamente la visitaba de vez en cuando.

Por esa razón se crio en la Corte de su tía Margarita, quien después de enviudar dos veces, se retiró a su palacio de Malinas, desde donde gobernó los Países Bajos y educó a todos los hijos de Juana y Felipe que quedaron bajo su tutela: Carlos, Leonor, Isabel y María, mientras que en España se quedaron los otros dos: Fernando y Catalina, la hija póstuma de Felipe el Hermoso.

A los seis años se vio convertido en conde de Flandes y señor de los Países Bajos. Diez años después, la muerte de su abuelo Fernando y la locura de su madre le hicieron entrar en posesión de su herencia hispana. Carlos era entonces un adolescente bobo, nada favorecido por su boca entreabierta y su acusada prominencia, propio de los Austrias. Su educación corrió a cargo del clérigo Adriano de Utrecht, que luego se convirtió en Adriano VI. Desde que le fue concedida su herencia hispana tuvo que aprender la lengua castellana, su profesor fue Luis de Vaca.

El carácter de Carlos: era muy religioso, con fuerte voluntad, celoso de su autoridad, espíritu caballeresco, tenía mucho amor a la milicia, incontinencia en la comida y en la bebida. Además, tenía una escasa generosidad tanto a la hora de conceder mercedes como a la de perdonar agravios. Una de sus cualidades era su sentimiento de la responsabilidad como gobernante. Mientras creyó que estaba en condiciones de afrontar sus deberes, lo hizo sin regatear esfuerzos ni sacrificios.


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