6 de abril de 2017

LA GRAN AVENTURA DE IAN BAALSRUD


Ian Baalsrud había recibido instrucción militar del ejército británico para llevar a cabo una misión de sabotaje contra los ocupantes alemanes de su país. Cuando su compañía zarpó en un pequeño barco de las islas Shetland hacia Tromza, fue traicionada por un vecino que dio la voz de alarma a una guarnición de la Wehrmacht.

A la mañana siguiente un buque de guerra alemán apareció ante ellos, y los 12 luchadores por la libertad se vieron obligados a abandonar la nave tratando de escapar. Once fueron capturados, todos menos Baalsrud. Sobre un fiordo helado, alcanzó la isla de Hersoy, donde fue cuidado por las mujeres de la isla. Él sabía que si quería sobrevivir debía llegar a la frontera.

Atravesó el país y tuvo suerte, ya que gran parte de la población local estaban con la causa y le ofrecieron cobijo y provisiones. Su peor enemigo era el frío, constantemente se enfrentaba a tormentas de nieve. En una ocasión sufrió una ceguera a causa de la nieve, y estuvo tres días avanzando en círculos por la montaña. Como pudo llegó a un campo de la resistencia donde se recuperó antes de seguir con su aventura.

A unos kilómetros de la frontera, se dio cuenta de que tenía que amputarse nueve dedos de los pies para librarse de una gangrena. Casi murió, pero en el último momento una familia lo acogió en su casa y lo ayudó a cruzar la frontera de Finlandia y después la de Suecia. De milagro sobrevivió a su peregrinaje de casi dos meses.

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