30 de marzo de 2017

HIGIENE EN LA EDAD MEDIA


En la Edad Media la clase baja se lavaba muy poco, a pesar de ello, en muchas ciudades había baños públicos. El papa Gregorio aconsejaba bañarse los domingos. San Bonifacio prohibió que en los baños públicos estuvieran juntos hombres y mujeres, los llamaba “seminaria venenata” o centros de vicio. El papa Adriano I recomendaba ir a los baños en los jueves. En los monasterios se recomendaba que se bañasen cada semana o por lo menos que los sábados se lavasen los pies. Se afeitaban la cabeza cada tres semanas.

Para el desagüe de las letrinas se utilizaba el agua del río o de un torrente. Como no había papel higiénico se usaban las hojas grandes de los vegetales de la huerta, trozos de tela, y en las casas más ricas, esponjas.

En una crónica del monasterio inglés de Durham se describe un lavatorio y los retretes:

“Dentro del patio del claustro, frente a la puerta de la Casa de los Frailes, había un hermoso lavatorio para que los monjes se lavasen la cara y las manos; era redondo, revestido de plomo, y todo de mármol, separado de los muros exteriores para que ellos se pudieran pasear alrededor. Tenía muchos caños de latón rodeándolo; tenía además siete hermosas ventanas labradas en piedra y encima un palomar cubierto de plomo, bellamente trabajado.

Junto al lado este de la puerta del depósito pendía una campana para llamar a los monjes a las II horarias y que viniesen a lavarse antes de comer; y tenía ellos armarios y alacenas a cada lado de la parte exterior de la puerta de la Casa de los Frailes, dentro del claustro, donde guardaban siempre toallas limpias para secarse las manos.

Había también un lugar grande, decoroso, junto al lado oeste de dicho dormitorio, donde estaba el agua para que los monjes y los novicios se sirviesen de él, llamado “de los retretes”, cuyo techo estaba sostenido por dos pilares de piedra. Los asientos y divisiones eran de madera y estaban cerrados por ambos lados para que no se viesen unos a otros cuando estaban en aquel lugar. A cada lado había asientos como ventanitas en el muro que daban luz a dichos asientos, las cuales más adelante fueron tapiadas, para hacer de mayor clausura la Casa”.

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