2 de febrero de 2017

¡QUÉ DESASTRE DE COCHE!


En el año 1982, Chevrolet-General Motors quiso introducir en el mercado latinoamericano el modelo Nova, pero no supo adaptarse a lo que realmente buscaban los futuros compradores. Después de obtener unas cifras de ventas mínimas, los ejecutivos de la compañía pidieron informes y se dieron cuenta de que “no-va” significa en español “no funciona”. A partir de ese momento le cambiaron el nombre al automóvil lo llamaron “caribe”.

En 1971, la compañía Ford empezó a vender el Ford Pinto con un grave problema en su diseño. Cuando le daban un golpe por detrás, el depósito de gasolina chocaba con el diferencial y producía el incendio de vehículo. Además la carrocería era muy floja, por lo que en caso de colisión por alcance, el coche se deformaba y las puertas quedaban bloqueadas, atrapando a sus ocupantes con el coche en llamas. La empresa calculó que invertir los ciento veintiún millones de dólares que costaba reparar el problema era más caro que pagar los cincuenta millones para indemnizar a las víctimas, por lo que optó por no hace nada y no reparar ese grave defecto de diseño.

El Ford Edsel salió a la venta en 1958 y desde el primer momento fue considerado uno de los mayores fracasos de la historia. En los tres años que existió, le provocó a Ford unas pérdidas de doscientos cincuenta millones de dólares. La lista de quejas técnicas era enorme: el motor, era muy ruidoso, se calaba con frecuencia y desprendía demasiado humo, la dirección motriz y las marchas fallaban, consumía demasiada gasolina y no tenía potencia. Además, el coche era conocido por su estilo horrible. Fue un verdadero  fracaso comercial. En la actualidad quedan unos seis mil vehículos, lo que hace que sea muy codiciado por los coleccionistas.

Al acabar la Segunda Guerra Mundial, cuando se hablaba de las distintas indemnizaciones a los aliados, al Reino Unido se le ofreció la compañía de automóviles Volkswagen como parte del pago en compensación por todo lo destruido por Alemania durante la guerra. La empresa alemana paso por poco tiempo a estar administrada por los británicos, pero estos creían que los coches con el motor en la parte posterior no tenían futuro y que aquello solo traería problemas. Las autoridades británicas de ocupación se limitaron a hacer un pedido de veinte mil automóviles escarabajos para volver a poner de pie la compañía. En 1949, el gobierno británico cedió el control de la empresa al Gobierno de la República Federal Alemana. En 1959, la empresa producía casi cuatro mil coches al día y vendió su vehículo un millón.

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