15 de febrero de 2017

LAS PIQUIPONADAS DE JOAN PICH Y PON


Joan Pich y Pon (1878-1937), de familia humilde y con poca cultura, triunfó como empresario del sector de la electricidad, se hizo a sí mismo, llegando a lo más alto de la política, llegando a ser alcalde accidental de Barcelona entre enero y octubre de 1935, senador y diputado. Ha pasado a la historia no tanto por sus actividades políticas y empresariales, como por sus pifias verbales, tan grandes eran que se conocían como “piquiponadas”.

Algunas de estas piquiponadas

En una tertulia dijo que, para él, el mayor tirano de la historia no fue Nerón ni Calígula, sino Tirano de Bergerac.

En la Rambla de Catalunya han abierto un restaurante con luz genital.

Soy partidario del homosexualismo, es decir, que hombre y mujeres pueden amarse y dejarse cuando les parezca bien.

Durante una exposición de pintura, acompañado de varias damas dijo: -Estas obras me han costado un huevo. Al darse cuenta de las caras de sorpresa de las señoras quiso arreglarlo y soltó: -Un huevo de la cara.

Al oír cantar la Marsellesa comento: -Se me erizan los pelos del corazón.

Después de asistir a un entierro, explicó: -Yo y otro regidor estuvimos allí de cuerpo presente.

En una visita al Parque de la Ciutadella, el responsable le sugirió comprar góndolas, a lo que respondió: -Sí, pero no una, sino dos: un macho y una hembra.

Parece ser que no sabía leer ni escribir, dijo en una ocasión: -Yo no sé firmar, pero sé hacer mucho dinero.

En una época de intensa actividad política dijo: -Ahora iremos a Lleida a dar un ciclón de conferencias.

En otra ocasión soltó en un discurso: -Sería necesario que cada uno viviera en su propia tierra. Entonces seguramente empezaríamos a estar bien. Los franceses en Francia; los ingleses en Inglaterra; los murcianos en Murcia; los belgas en Belgrado.

En una ocasión presentó a un miembro de su familia: -Y aquí mi sobrino, que es sifilítico. Filatélico, tío, filatélico, le corrigió el sobrino.

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