12 de febrero de 2017

EL TESORO DEL GALEÓN HUNDIDO


El Nuestra Señora de Atocha era un galeón español del siglo XVII, que formaba parte de la Flota de las Indias. En 1622 actuaba como nave almirante, con la defensa necesaria para impedir cualquier intento de abordaje del enemigo. En él iban embarcados los pasajeros más ricos. En sus bodegas transportaba un gran porcentaje del tesoro de la flota: 24 toneladas de plata en 1038 lingotes, 180 000 pesos en monedas de plata, 161 monedas de oro, 582 lingotes de cobre, 125 barras y discos de oro, 350 cofres de índigo, 525 fardos de tabaco, 1200 libras de objetos en plata trabajada y muchísimas joyas y piedras preciosas. A todo ello había que añadir 20 cañones de bronce y los habituales artículos de contrabando.

La tarde que zarpó el galeón, las cosas empezaron a ir mal; nubes negras, relámpagos, lluvia y fuertes vientos del noroeste. Al día siguiente, el viento huracanado giró hacia el Sur y arrojó a los buques hacia los Cayos de Florida. Parte de la flota se refugió en el Golfo de México, pero el Atocha y cuatro buques más no tuvieron tanta suerte.

El Atocha, levantado por una ola, se estrelló contra un enorme arrecife de coral. Se hundió enseguida, arrastrado por el peso de los cañones y de la carga. Tres marineros y dos esclavos, cogidos al tocón del palo de mesana del galeón fueron los únicos supervivientes de los 265 tripulantes y pasajeros que estaban a bordo.

Los equipos de rescate españoles buscaron durante sesenta años el pecio del Atocha con la intención de rescatar sus tesoros, pero fue inútil. A finales de los 60, un instructor de buceo californiano, Mel Fisher, dio con las pistas de los pecios, gracias a los documentos del Archivo de indias. Buscó inversores, consiguió el material necesario, y creo una empresa de búsqueda de tesoros: “Treasure Salvors”. Las prospecciones empezaron en 1971 y enseguida descubrieron, al sur de Key Westo, un ancla, cadenas de oro y lingotes de plata. Del galeón, nada de nada.

En 1975 encontraron 5 cañones de bronce, cuyas inscripciones coincidían con los números de registro del galeón. En 1985 apareció el Atocha. Estaba a 16 metros de profundidad. El cargamento recuperado ascendió a más de 1000 lingotes de plata, 125 barras y discos de oro, 114 000 monedas de plata, monedas de oro, y una gran cantidad de objetos personales, tanto de los pasajeros más ricos como de la tripulación.

Entre los objetos personales se encontraron: un cinturón de oro, cajas de marfil labradas, grandes cantidades de objetos de joyería y orfebrería religiosa, cruces, anillos de rubíes y piedras preciosas, 700 esmeraldas, 2500 piedras preciosas y cadenas de hasta 3 kilos de oro. En total el valor ascendía a unos 300 millones de euros.

Hoy en día  solo una pequeña parte del tesoro se puede ver en el Mel Fisher Maritime Heritage Society Museum, el museo que la familia Fisher posee en Cayo Hueso, Florida. Todo lo demás se subastó en 1988 en la sala Christie's de Nueva York.

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