3 de enero de 2017

WOLFGANG HELBIG Y EL BROCHE ETRUSO


En 1887 se encontró en la ciudad italiana de Prenestre, la actual Palestrina, un broche de bronce que tenía una inscripción en latín arcaico que decía: “Manios me fhe fhaked Numasiosi” (Manio me hizo para Numerio). Este broche se convirtió en la muestra más antigua, del siglo VII a. C., de un texto escrito en latín. Esto demostraba a los lingüistas que el latín escrito era algo muy normal en esa época, así que se debía reescribir parte de la historia.

El autor de el descubrimiento fue Wolfgang Helbig (1839-1915), científico alemán especialista en arqueología romana. Su descubrimiento le otorgó la dirección del Instituto Alemán de Roma.

Tuvo muchos detractores, uno de ellos un profesor italiano que dijo que Helbig mentía, eso produjo su expulsión de la Universidad, que todo el mundo se le echara encima y que, tiempo después, muriera en una humilde buhardilla en la más absoluta pobreza. En cambio Helbig, murió cargado de reconocimientos y honores, y con el broche expuesto en los mejores museos de Roma.

Medio siglo después, un descubrimiento cambió totalmente el rumbo de la historia del broche. Margarita Guarducci, una ilustre arqueóloga, descubrió que el broche era una falsificación hecha por dos personas: el comerciante Francesco Martinetti y Helbig. Éste último fue quien añadió a la aguja del broche etrusco la inscripción y lo dejó en una tumba etrusca.

0 comentarios :