29 de enero de 2017

LOS VIAJES DE SIR JOHN MANDEVILLE


En el año 1371 apareció el primer manuscrito de un libro de viajes en el que un caballero inglés describía su viaje, en 1322, a Tierra Santa, Asia Menor y Central, India, China, las islas del océano Índico, el norte de África, Libia y Etiopía, el caballero se llamaba John Mandeville, el libro se titulaba “Los viajes de sir John Mandeville”.

En el libro se describían con todo detalle ciudades como Constantinopla, Jesuralén, Quinsay, Cambalic (Pekín), relataba fabulas, leyendas, historias fantásticas. Contaba que se había cruzado con unos seres muy peculiares llamados los panoti, que tenían unas orejas tan grandes que les servían de abrigo; los scípodos, que solo tenían un pie grandísimo, o los atomi, que vivían en la isla de Picán y como no tenían boca se alimentaban del olor de las manzanas.

También mencionaba de un pueblo del tamaño de los pigmeos y cuyas bocas eran tan pequeñas que tenían que chupar todos los alimentos a través de cañas. De seres con ojos en los hombros, de salvajes cuernos y pezuñas, de habitantes con cuerpos de humano y cabeza de pero, de plantas que daban frutos que eran corderos…

Este libro fue uno de los más populares de la Europa de los siglos XIV, XV Y XVI, incluso tuvo más éxito que el Libro de las Maravillas de Marco Polo. En la actualidad se conservan más de trescientos manuscritos y alrededor de treinta y cinco incunables. La obra fue escrita en francés y se tradujo a las principales lenguas europeas. Algunos de sus lectores fueron Leonardo da Vinci, Cristóbal Colón, Tomás Moro, etcétera.

En el siglo XVII, el escritor Thomas Browne declaró que John Mandeville era el mayor mentiroso de todos los tiempos. A pesar de ello, el libro no cayó en el descrédito, considerando a Mandeville, desde entonces, como un gran farsante y su viaje como una gran mentira, al mismo tiempo era la obra de un gran erudito y divulgador literario que escribió esa obra sin moverse de su casa.

El verdadero autor sigue siendo desconocido, muchos han llegado a la conclusión de que John Mandeville nunca existió y solo es el seudónimo de un autor que nunca quiso que se supiera su verdadera identidad.

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