31 de enero de 2017

LOS ISLANDESES DE LA EDAD MEDIA Y SU HOSPITALIDAD


En la Edad Media los habitantes de Islandia ofrecían hospitalidad incluso a sus enemigos cuando buscaban un refugio para no estar a la intemperie, pero tenían que comer en una mesa aparte, ofreciéndoles una acogida muy fría e impidiéndoles que se acercasen a calentarse a la chimenea.

Los mendigos y otros huéspedes de condición baja eran hospedados en una casa anexa. Al huésped se le acogía estrechándole la mano, cuando éste dejaba las armas ante la habitación, una vez lo hacía, en señal de bienvenida, se le ofrecía una bebida. A continuación se le entregaban vestidos limpios, lo que significaba no solo una mayor comodidad sino también su ingreso en la familia del dueño de la casa. Se le invitaba a comer ofreciéndole el lugar de honor en la mesa, en ocasiones el reservado al dueño de la casa. Las conversaciones se centraban primero en el interés por la persona del huésped derivando luego hacia noticias del mundo externo, ya que el viajero era portador siempre de nuevas noticias, desconocidas por los de la casa, que apenas se movían del lugar donde residían.

Por la noche, como prueba de la verdadera amistad que se concedía al visitante, se le cedía un lugar en la cama junto a la propia esposa o se le ofrecía compartir la de su hija o cualquier mujer de la casa. Ese regalo no debía ser solicitado por el invitado pues entonces se atribuía un derecho que solo correspondía al jefe de familia y se consideraba una grave ofensa.

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