17 de noviembre de 2016

LAS HADAS DE COTTINGLEY


Las Hadas de Cottingley son cinco fotografías tomadas por las primas Elsie Wright (1901-1988) y Frances Griffth (1907-1986), ambas vivían en Cottingley, Inglaterra. En esas fotos se las veía con unas supuestas hadas.

Las dos primeras fotografías se tomaron en 1917, Elsie contaba dieciséis años y Frances con diez. En 1981, las dos mujeres aceptaron haber falsificado todas las fotografías menos una, pero insistieron en que habían visto a las hadas. Elsie pintaba acuarelas de paisajes y retratos, por ello entró en la Escuela de Arte de Bradford a los trece años. Además, durante la Primera Guerra Mundial empezó a trabajar en un laboratorio fotográfico y en una fábrica de tarjetas de felicitación.

Las primas cogieron la cámara del padre de Elsie e hicieron fotos en el arroyo, detrás de la casa familiar. Al revelarlas, el padre vio hadas en las fotografías y pensó que eran falsas por lo que prohibió a la niña utilizar la cámara. Su madre estaba convencida de que las fotos eran verdaderas. Incluso, algunos fotógrafos examinaron las fotos y afirmaron que eran auténticas. Los laboratorios Kodak se negaron a verificarlas, diciendo que había muchas formas de falsificarlas.

La historia de las fotografías llegó al conocimiento del teosofista Edward Gardner a principios de 1920. El escritor Arthur Conan Doyle, se puso en contacto con Gardner y le pasó fotos para ilustrar un artículo sobre hadas que estaba escribiendo, antes Conan Doyle se las enseñó a sir Oliver Lodge, un investigador psíquico, que las consideró falsas. Logde se las enseñó también a un clarividente para que hiciera impresiones psicométricas. Para Conan Doyle fueron al prueba que le faltaba para confirmar la existencia de espíritus, para mucha otra gente eran solo unas falsificaciones.

En el verano de 1920, Frances viajó en tren desde Scarborough hasta Cottingley, adonde se había trasladado con sus padres después de la Primera Guerra Mundial. Su tía Polly le había escrito diciéndole que Edward Gardner iría allí con cámaras nuevas, para que las primas pudieran tener una nueva oportunidad de tomar fotografías de hadas. Gardner trajo dos cámaras y dos docenas de placas fotográficas marcadas en secreto.

Conan Doyle utilizó las tres nuevas fotografías para ilustrar su segundo artículo para el Strand Magazine en 1921, que le sirvió de base para su libro “La llegada de las Hadas”. La quinta y última fotografía de las hadas es la considerada más sorprendente, muestra a un hada volando y las otras tomando el sol.

En 1981, en una entrevista para la revista The Unexplained, las primas declararon que las fotografías eran falsas: habían sujetado recortes con alfileres de sombrero. Frances, siguió diciendo, hasta su muerte en 1986, que habían visto hadas y que la quinta fotografía, la de las hadas tomando el sol era verdadera.

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