21 de octubre de 2016

CONCUBINAS


El concubinato tiene raíces históricas. La concubina era una mujer reconocida por la ley, tanto judicialmente como socialmente. Se entiende como concubinato la unión entre dos personas que no tienen impedimento para casarse o mantener una relación. Ella y sus hijos estaban bajo el dominio del “esposo” y padre, en ocasiones también bajo el de la esposa principal. El deseo de tener muchos hijos provocaba a los hombres a tomar muchas mujeres a la vez, lo que se consideraba como una señal de riqueza y una honra.

Entre los griegos estaba permitido el concubinato, los hijos procedentes de él no tenían estaban mal vistos, solo que no heredaban los bienes de sus padres, si había hijos legítimos, se tenían que conformar con lo que éstos querían darle. Julio César les dio libertar a los romanos para tomar las esposas que quisieran. También existía un concubinato especial el militar, que permitía a los soldados vivir con una mujer que al cabo de unos cuantos años de convivencia se convertía en su esposa. Como ejemplo: Constancia Cloro y la que fue tiempo después Santa Elena, que era sirvienta en una taberna.

En los primeros tiempos de la Iglesia, se llamaban concubinas a las esposas o mujeres unidas al hombre con verdadero matrimonio, pero sin tener los derechos civiles de las de primer orden. Muchas de las mujeres de reyes y grandes señores fueron concubinas, por lo que el concubinato no siempre significaba vicio. En algunos países a esos matrimonios se les llamó: de la mano izquierda, morganática y oculto o clandestina.

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