27 de mayo de 2016

JOHN WESLEY HARDIN, EL PISTOLERO DEL OESTE


John Wesley Hardin (1853-1895) fue uno de los pistoleros más sangrientos del oeste americano. Desde niño estuvo metido en peleas callejeras, fugas de la escuela, broncas con sus compañeros, etc. Cuando tenía catorce años, durante una de sus peleas, sacó un cuchillo y se lo clavo a su rival, sin inmutarse, se dio la vuelta y volvió a su casa, como el otro chico no murió, tuvo suerte y no lo encarcelaron.

Desde ese momento no paró de meterse en líos. Un año más tarde, conoció a un antiguo esclavo negro, el corpulento Mage, una mañana que John paseaba a caballo, intentó atravesar una callejuela estrecha cuando se topó con el colosal cuerpo de Mage, John intento pasar pero no pudo ya que Mage le había cogido las bridas del caballo, John sin mediar palabra, sacó su revólver y le disparó, Mage cayó fulminado. Tenía quince años.

Con dieciséis años fue detenido y encarcelado en un fortín del ejército. Allí otro preso le vendió un revolver y unos días después fingió estar enfermo, el carcelero entró en la celda asustado por los alaridos de John, y sin que se lo esperase le disparó matándolo en el acto. Después del asesinato, cogió un caballo y huyó perseguido por tres soldados. Durante la huída y con sus persecutores pisándole los talones, John paró en seco, se giró, y disparó a los tres soldados que le seguían.

Se instaló cerca de la frontera con México y empezó a trabajar como vaquero en un rancho. En ese tiempo mató a siete hombres. En 1871, cuando ni había cumplido los dieciocho años, aparecieron en la taberna donde se encontraba, cinco mexicanos armados hasta los dientes y muchas ganas de pelea. John se enfrentó el solo a los cinco. Durante unos segundos de angustia donde se mascaba la tragedia, John con la velocidad de un rayo, extrajo de las cartucheras sus dos pistolas, y fue derribando uno después de otro a los cuatreros mexicanos. John, sin alterarse, se sentó en una de las mesas que habían quedado en pie, llamó al tabernero y le pidió un filete para la cena.

De momento había matado, que se sepa, a doce personas. Su cabeza estaba valorada en 40.000 dólares, una fortuna para la época. En 1874 celebró su veintiún cumpleaños matando al ayudante de un sheriff, esa era su víctima treinta y nueve. Durante tres años más consiguió escapar.

En 1877, queriendo rehacer su vida, se marchó con su familia a Florida. En el mismo tren en el que viajaban, también lo hacían unos Rangers de Texas que lo reconocieron. Al intentar desenfundar los tirantes del pantalón hicieron que el revólver no saliera. Los rangers consiguieron inmovilizarle.

Era el final. Fue condenado a veinticinco años de prisión por la muerte de un ayudante de un diputado. En 1878 se dictó sentencia y John ingresó en la prisión de Huntsville. Intentó escapar pero nunca pudo hacerlo, así que se puso a estudiar teología, álgebra y leyes, obteniendo el título de abogado. En 1894 consiguió el indulto por los diecisiete años de buena conducta en prisión.

0 comentarios :