30 de abril de 2016

PALACIO REAL DE AKENATÓN


Akenatón creó la ciudad de la luz en 1356 a. C., a mitad de camino entre Menfis, la capital del Bajo Egipto y Tebas, la del Alto Egipto, en Tell el-Amarna.

El palacio real de Akenatón y Nefertiti, en Tell el-Amarna, se encontraba en el centro de un parque, alrededor, una sucesión de edificios, el gran templo, un palacio, los edificios ministeriales, la sala de tributos, las villas de los jardines. El palacio era una construcción aérea en cuyo interior entraba muchísima luz. Salas, columnas, patios interiores y apartamentos privados estaban adornados con pinturas de tonos delicados donde se recreaban pájaros y peces entre una exuberante vegetación.

El palacio contaba con una especie de zoológico, con una pajarera donde se criaban especies de pájaros raros. También había estanques donde crecían nenúfares y papiros. En un segundo palacio, al sur de la ciudad, Akenatón disponía de un lago de recreo para dar paseos en barca.

El rey vivía en una mansión distinta al palacio principal, pero los dos edificios estaban unidos por una galería que cruzaba, por arriba, la calle. En el centro del arco, un balcón en el que se asomaban Akenatón y Nefertiti para saludar al pueblo y distribuir recompensas, especialmente collares de oro, a sus fieles servidores.

Lo que más le gustaba a Akenatón eran los jardines colgantes desde los que contemplaba toda la ciudad. Las casas de los artesanos y los obreros eran pequeñas pero cómodas. La planta baja se componía de cuatro estancias, con un vestíbulo de entrada, una sala de recepción con columnas, una alcoba y una cocina con horno y artesa. Una escalera llevaba al primer piso o a una terraza. Allí durante la estación cálida, se preparaban las comidas, se utilizaba de comedor y se dormía.

Al morir Akenatón, en poco tiempo toda la población abandonó la capital y regresaron a Tebas.

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