25 de febrero de 2016

RECETAS MEDICINALES EN LA ANTIGÜEDAD (4)


La historia de la medicina antigua está llena de recetas absurdas y extravagantes.

El cáñamo, el muérdago y la infusión de adormidera ahuyentaban a los malos espíritus malignos del dolor. La corteza de sauce y el abedul negro calmaban los dolores producidos por el reuma. Los retoños de cicuta, recién cogidos, curaban el escorbuto. A los enfermos de hidropesía (hidrocefalia) se les recetaba un sapo hervido en agua y hecho un revoltillo, eso los mejoraba, ya que en la piel del sapo hay una droga llamada bufonina, y es muy buena para el tratamiento de la hidropesía.

En la antigua China creían que para librar a los niños de pecho del espíritu maligno que les produce las convulsiones, había que darles trocitos de hueso de dragón. Para ahuyentar al espíritu que causaba la hinchazón del cuello (bocio) se utilizaba una esponja quemada.

Al apio se le adjudicaban múltiples propiedades: expectorantes, diuréticas, digestivas, para curar las afecciones catarrales, estimulantes del apetito, antipalúdico. Las boñigas de vaca para curar las quemaduras. El vino lo utilizaban para curar las llagas. Caldo de setas para el dolor de riñones. Para el dolor de barriga se untaba con aceite.

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