10 de enero de 2016

HISTORIAS DE LA GUERRA


El 16 de diciembre de 1944, el ejército alemán puso en marcha la operación llamada “Niebla Otoñal”, la contraofensiva en las Ardenas. Doscientos cincuenta mil soldados alemanes intervinieron en el ataque. Por indicación de Hitler, y bajo las órdenes de Otto Skorzeny, treinta y tres comandos alemanes que sabían hablar inglés, se infiltraron entre las líneas aliadas, vestidos con uniformes estadounidenses y conduciendo vehículos aliados. Su objetivo era crear el caos y lo consiguieron. Cuando se descubrió la trampa, los aliados no se podían creer que hubieran caído en sus engaños.

Durante la Guerra de Independencia, que empezó en 1808, los franceses dominaron gran parte de la península. En 1812 las cosas cambiaron, José Bonaparte, su ejército, sus colaboradores y sus aduladores se vieron obligados a huir de Madrid. En esa huida se llevaron a Francia todo lo que pudieron. Para ello utilizaron veinticinco mil vehículos llenos de joyas, obras de arte, etc.

Al final de la Segunda Guerra mundial, las tropas aliadas debían entrar por mar en Francia. Pero todas las posibles vías de desembarco estaban fuertemente protegidas por los alemanes. El punto de entrada que eligieron después de mucho debatir en el mando aliado fue Normandía. Esta operación, que fue todo un éxito, se llamó “Operación Overload”.

Normandía era uno de los lugares del mundo mejor fortificado. Si se quería penetrar por allí, había que distraer la atención alemana para que su alto mando no enviara refuerzos y tropas extras. Para ello se puso en marcha la “Operación Fortitude”. De esa manera no sólo se reducía la cantidad de bajas, sino que se eliminaría la posibilidad de un contraataque terrestre.

Había que hacer creer al eje que los aliados invadirían Noruega y que el intento de invasión de Europa continental se llevaría a cabo por el paso de Calais. El plan fue todo un éxito, reforzó rápidamente Normandía después del desembarco, y derrumbó la confianza del mando alemán.

La marina de Guerra Británica fue muy importante durante la Segunda Guerra Mundial: ayudó a disuadir a Hitler de su idea de invadir Gran Bretaña, en 1940. También fue importante en proteger los convoyes de suministro.

Para lograrlo, entre 1942 y 1944, probaron con distintos tipos de camuflaje. La idea era camuflar los buques en las costas, mimetizándolos con los fondos de tierra. Ese camuflaje de los barcos impedía a los aviones y submarinos enemigos identificar la clase de barco que era. El proyecto debió ser rechazado, porque nunca se utilizó en combate.

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