4 de diciembre de 2015

HISTORIAS DE QUÍMICOS


El químico Robert Hare (1781-1858) descubrió que la llama de un soplete al actuar sobre un bloque de óxido de calcio, la cal común, produce una brillante luz blanca que puede usarse para iluminar escenarios de los teatros.

En su discurso de aceptación del Premio Nobel de Química, por su espectrógrafo de la masa, el químico y físico Francis Aston (1877-1945) dijo que en el futuro la energía del átomo podría ser manipulada por el hombre y pronosticaba los peligros que esa posibilidad implicaría. Era el año 1922, todos lo vieron como ciencia-ficción.

Cuatro de los elementos químicos han recibido sus nombres de un caserío de Ytterby, cerca de Estocolmo. Los elementos son: erbio, terbio, itrio e iterbio. Francia, Alemania, Rusia y los Estados Unidos tienen un elemento cada uno designado con su nombre: francio, el germanio, el rutenio y el americio. Gran Bretaña no tiene ninguno.

El químico y físico (1791-1867) fue miembro de la Iglesia Sandamaniana, una pequeña secta de los fundamentalistas. Fue invitado a comer con la reina Victoria un domingo de 1844, lo que significaba que tendría que faltar a los servicios de su iglesia. Después de un período de indecisión, decidió que era necesario para él obedecer a la reina. El resultado fue que sus hermanos de religión le excomulgaron y no le volvieron a admitir hasta que cumplió una severa penitencia.

Un estudiante americano Charles Martin Hall (1863-1914), tenia veintidós años cuando escuchó, en 1886, a su profesor de química que decía que cualquiera que pudiera encontrar un modo práctico de aislar el aluminio de los minerales, se haría rico. Hall fue a su propio laboratorio, en su casa, experimento, elaboró el método adecuado, y se hizo rico.

Ese mismo año, un químico francés, Paul Héroult (1863-1914), desarrolló el mismo método. Tenía también veintidós años. Hall y Héroult murieron veintiocho años más tarde; cada uno murió un mes después de cumplir cincuenta y un años.

El químico John Walker (1781-1859), pensó que un instrumento tan importante debía ser propiedad pública, jamás patentó su invento: las cerillas.

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