19 de noviembre de 2015

ESPECTÁCULOS REALES


Jean Froissart (1337-1405), que fue cronista del rey Luis IX de Francia (1214-1270), San Luis, cuenta que en el año 1237, en las bodas de Roberto de Clermont (1256-1317), hijo de San Luis, con Margarita de Provenza (1221-1295), condesa de Artois, hubo espectáculos muy variados durante el banquete: un caballero montado sobre un soberbio caballo atravesó la sala a la maroma sobre un cable que pasaba por encima de la mesa.

En las cuatro esquinas de la mesa se instalaron unos músicos montados sobre bueyes. Perros sabios disfrazados de bailarines lucieron sus gracias, mientras monos montados sobre cabras hacían como que tocaban el arpa…

En el año 1453 el duque de Borgoña, Felipe III (1396-1467), apodado el Bueno organizó un festín en Lille (Francia) para destejar la cruzada contra Mahomet II, sultán de la casa de Osman (1432-1481). La mesa, soportaba varias maquinarias representando una nave que se balanceaba sobre las olas; otro imitaba una iglesia.

En el centro de la mesa un pastel enorme lleno de pequeños autómatas tocando instrumentos. Delante de los príncipes había un estrado en el que se representó un misterio primero, y luego la conquista del Toisón de Oro. Al final del banquete hizo su aparición un gigante llevando un elefante, el cual soportaba una torre, y dentro de ésta iba una joven cubierta con un velo simbolizando la religión católica, cautiva de los musulmanes. Al mismo tiempo entró otra joven llevando un faisán dorado, y todos los comensales juraron sobre éste rescatar la Palestina.

Cuenta la crónica que Carlos IX (1550-1574), hijo de Catalina de Médicis (1519-1589), se invitó un día a comer en el castillo de un conde que vivía en Carcasonne, Francia. El conde tuvo una idea que fue muy celebrada: al terminar el regio festín se abrió el techo de la habitación y apareció una nube, y tras un trueno horrible descargó sobre la concurrencia un terrible pedrisco de almendrucos y acto seguido una lluvia de agua de rosas.

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