12 de abril de 2015

MALDICIONES A FELIPE EL HERMOSO


Felipe I de Castilla y  IV de Borgoña, Felipe el Hermoso (1268-1314) fue víctima de una maldición. Todo comenzó en 1307, cuando pidió al papa Clemente V (1264-1314), la supresión de la Orden del Temple. Después de un juicio de siete años al que estuvieron sujetos cerca de quince mil hombres, donde fueron torturados para que admitieran su herejía, el Gran Maestre de la orden, Jacques de Molay fue quemado, junto con dos compañeros templarios, en la hoguera, frente a la catedral de Notre Dame.

Mientras las llamas lo devoraban volvió a negar todas las acusaciones contra él, proclamando la inocencia de la Orden, y según cuenta la leyenda, maldijo a todos los culpables de la conspiración, sobre todo al rey Felipe IV, gritando que sus tres hijos morirían sin herederos y que, en menos de un año, se encontraría con él al otro lado de la muerte para ajustar cuentas.

Un año después, el día de Todos los Santos, la maldición se cumplió, Felipe IV murió de un accidente cerebro vascular durante una cacería. El papa Clemente también murió ese mismo año. Esa no fue la única maldición que recayó sobre el rey de Francia, anteriormente ya lo habían hecho.

Felipe IV, había mandando a Guillermo de Nogaret (1260-1314) a dar un susto al papa Bonifacio VIII (1235-1303) al palacio de Agnani, donde vivía el papa. Bonifacio antes de morir también lo maldijo, después de pasar tres días sometido a todo tipo de torturas.

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