6 de abril de 2015

EXPERIMENTOS CON UNO MISMO (2)


Isaac Newton (1642-1727) quiso experimentar consigo mismo introduciéndose una aguja en el ojo hasta llegar al hueso ocular para ver que ocurría.

El médico de Filadelfia, Stubbins Ffirth (1784-1820), estaba seguro de que la fiebre amarilla disminuía en invierno porque, según él, era fruto del calor y del estrés y que no era contagiosa. Para probarlo decidió ponerse en contacto directo con los líquidos corporales de personas infectadas. Empezó haciéndose pequeños cortes en los brazos y derramando sobre ellas el vómito negro. Pasado el tiempo y como no se contagiaba, decidió beberse ese vómito.

Al final de su experimento, llegó a la conclusión de que con esos métodos era imposible contagiarse, así que demostró su suposición. Algún tiempo después se demostró que las muestras que había utilizado para sus experimentos provenían de la fase tardía de la enfermedad, cuando ya no contagia, y que debía ser inyectada a la corriente sanguínea, lo que casi siempre ocurría por medio de la picadura de un mosquito.

El médico Jesse William Lazear (1866-1900), también se infectó por voluntad propia de fiebre amarilla y murió. Para demostrar sus conclusiones, se dejó picar por mosquitos infectados de fiebre amarilla, no se lo contó a sus colegas y murió de esta enfermedad a los treinta y cuatro años.

Daniel Alcides Carrión (1857-1885), médico peruano, se infectó con la bacteria Bartonella bacilliformis y contraer la enfermedad. Está enfermedad se conoce como “enfermedad de Carrión” o “Verruga peruana”. Los síntomas de la enfermedad de Carrión; fiebre y anemia progresiva. La mortalidad era del 100%. La verruga peruana, tenía pocos síntomas; nódulos cutáneos. Era menos grave y tenía buena evolución.

Para poder investigar, Daniel se infectó a si mismo inyectándose sangre macerada que procedía de una tumoración verrugosa de un enfermo. A los veintiún días, sintió los primeros síntomas. Escribió su historia clínica, hasta el momento en que comenzó a delirar. Murió cuarenta días después de inocularse la sangre.

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