27 de febrero de 2015

RETRATO PERSONAL DE FELIPE IV


Felipe IV de España (1605-1665), llamado el Grande, fue rey de España y de Portugal. Era hijo de Felipe III de España y de Margarita de Austria-Estiria. Se casó con Mariana de Austria y con Isabel de Borbón. Tuvo 13 hijos de sus dos matrimonios, y de 30 a 60 bastardos de sus muchos amoríos.

Felipe IV era sensible, tímido, inteligente, buen deportista, apasionado por la caza, de voluntad débil, muy religioso, mantenía siempre y bajo cualquier circunstancia, un rostro serio e inalterable. Cuando hablaba no cambiaba de sitio ni de postura. Recibía, escuchaba y respondía con el mismo rostro. En todo su cuerpo el único movimiento visible era el de los labios y el de la lengua. Su mirada era fría y sin expresión, los que tenía alrededor temblaban con una sola mirada suya.

Su vida era muy monótona, sus ocupaciones eran siempre las mismas, se repetían día tras día sin ninguna cambio. Después de levantare y despachar sus asuntos de Estado, recibía audiencias, oía misa y comía; el resto del día lo dedicaba a sus entretenimientos favoritos. Uno de esas aficiones era encerrarse completamente solo en el panteón familiar de El Escorial, una vez en la cripta, rezaba delante del nicho vacío en el que lo enterrarían cuando muriese (una vez hizo sacar los restos de Carlos V, su bisabuelo, para rezar delante de ellos).

Su forma de vestir también era muy aburrida. Para cada día utilizaba un jubón de muletón marrón, ceñido en la cintura, con mangas variadas. Para las grandes ocasiones se vestía de seda y terciopelo negro, y llevaba al cuello una cadena ligera y el cordón del Toisón de Oro. Siempre llevaba la golilla (cuello acartonado, almidonado). Cuando salía sobre el jubón llevaba una capa envolvente también marrón. Los sombreros eran de fieltro o seda, adornados con lentejuelas negras. Los zapatos los ataba con unos cordones muy largos. Todo esto se complementaba con unos grandiosos anteojos redondos, engarzados en una montura de cuerno.

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