1 de febrero de 2015

EL INFIERNO EN LA EDAD MEDIA


La angustia por los castigos del infierno, exagerada por la iglesia, oprimía a los hombres en la Edad Media. La fe era el elemento más importante para la salvación, y la línea de separación se situaba entre los cristianos perseguidos y los paganos, cuyo castigo eran los martirios del infierno.

Cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial, la división entre los elegidos y los condenados se situó dentro de la comunidad cristiana. San Agustín fue el que estableció, en el libro 21 de la Ciudad de Dios, los elementos y el significado del castigo eterno. Allí señalaba que la idea de tiempo no constituía un elemento adecuado para la justicia divina. Lo que era importante era la gravedad del pecado.

El castigo debía ser eterno porque, a través del pecado, el hombre destruía la promesa de un bien eterno. San Agustín describía el fuego infernal, como un fuego corporal que tortura a los seres espirituales.

Los sermones de la iglesia hacían frecuentes menciones a los suplicios que sufrirían los condenados. La iglesia pretendía ejercer su influencia sobre todos los hombres, no sólo sobre los cristianos. Se esforzaban en convertir a los paganos y perseguir a los herejes.

A partir de finales del siglo XII, con la publicación  del “Purgatorio de San Patricio”, redactado por un monje del cister de Saltrey, el purgatorio aparece como un espacio intermedio, que separa al infierno del paraíso, donde las almas purgadas irán después. Los que no eran merecedores de ir directamente al paraíso ya no estaban condenados directamente.

IMAGEN- EL INFIERNO (1570)-PIETER HUYS
(óleo sobre tabla, se encuentra en el Museo del Prado, Madrid)

2 comentarios :

Ron Berserker DICE

Segun el siguiente blog, el infierno no existe: kristosluz.blogspot.com
Saludos.

Ana DICE

Ron, según el siguiente blog, no, según tú blog. No pretendía decir que el infierno existe,o no existe. Ni tú ni yo lo sabemos, ni lo sabremos. Saludos.