17 de octubre de 2014

ORIGEN DE LA AGUJA DE COSER


La aguja se conoce desde hace miles de años, se han encontrado agujas en cuevas del Paleolítico, que se remontan al año 40.000 a. C., se trata de agujas de hueso de reno, de colmillo de morsa o de marfil de mamut. De las Cuevas de Altamira vienen las agujas más antiguas conocidas; es una aguja muy puntiaguda, agujereada en el extremo, hecha de hueso de ciervo.

Esas agujas se introducían en la piel que se quería coser mediante una punta precedida por ciertos cortes dentados, eso aseguraba la penetración en el cuero. Cosían con ellas, capas y mantos. Como hilo utilizaban la fibra vegetal, y los tendones de ciervo y toros.

Los egipcios, los griegos y los romanos, apenas modificaron esas primeras agujas, la única diferencia era que empleaban metales en su fabricación. La aguja egipcia era muy larga, y se rompía muy fácilmente, por esa razón se aprovechaban los fragmentos para confeccionar a partir de ellos otras agujas más pequeñas; eran agujas de agujero exageradamente pequeño, que costaba mucho trabajo enhebrar. Se aguardaban en alfileteros en forma de tortuga, hechos de oro. También había agujas de marfil y de madera, las más usuales eran de hueso o de bronce.

En la Antigua Grecia y la Antigua Roma se fabricaban agujas de los más diversos materiales, de hueso, de marfil, de madera, de hierro, de plata e incluso de oro. Se han encontrado muchas agujas en las ruinas de las termas y templos. Algunos ejemplares hallados son del siglo I y se encontraron en Pompeya, son muy parecidas a las actuales; pequeñas, de unos tres centímetros de largo, hechas de hierro.

La fabricación de la aguja de coser empieza en la Edad Media. En Oriente se hicieron muy famosas las agujas de Damasco y Antioquía. En Occidente, las de Toledo, obtuvieron un gran reconocimiento y prestigio, llegando a desbancar a la aguja alemana.

La fama de la aguja española llegó hasta el siglo XVII, en ese momento se empezaron a introducir agujas más baratas de menor calidad, se trato de evitar.

En la Ciudad Imperial se fabricaban agujas de todo tipo; de ojalar, de costura, de forrar, de sobrecoser, de zurcir, de embastar. Tenían fama de durar toda la vida, no se rompían nunca.

En la Edad Moderna, Siria y España fueron sustituidas como los lugares con las mejores agujas, por Alemania e Inglaterra. Aquisgrán y Birmingham empezaron a fabricar agujas de acero pulido, de excelente calidad. Obtuvieron tanta fama que un fabricante francés, en el año 1765, tenía que poner etiquetas inglesas a sus agujas si quería venderlas.

Los franceses no tardaron en competir con esos países, inventaron “la aguja inglesa”. Se abrió una guerra entre países para apoderarse de los mercados de las agujas. Hasta el siglo XIX, la aguja fue el único instrumento para confeccionar tejidos, después llegó la máquina de coser.

2 comentarios :

Erna Ehlert DICE

Como siempre encuentro muy buenos tus entradas.
Son de los mejores y de los más interesantes.


Saludos

Ana DICE

Erna, muchísimas gracias. Un abrazo muy fuerte.