11 de septiembre de 2014

ORIGEN DEL LÁPIZ


En el siglo XVI, el naturalista alemán, Conrad Gesner, hablaba de “cierto instrumento de escritura consistente en una pieza de plomo encerrada en una funda de madera”, este instrumento era el lápiz.

El lápiz, más o menos como lo conocemos hoy, se inventó en 1565, coincidiendo con el descubrimiento del grafito, en la Cumberland, Inglaterra. Al ser el grafito un mineral que servía al ejército inglés para la fabricación de cañones, estaba muy vigilada su explotación, llegando incluso a registrar a los mineros para que no lo robaran, de hacerlo, eran castigados incluso con la horca. Por ese motivo se tuvieron que buscar otras materias alternativas para los lápices.

En el siglo XVIII se rompieron las relaciones entre Inglaterra y Francia después de la revolución de 1789. Entonces se hizo necesario buscar un sustituto del grafito. El francés Jacques Nicholas conté, y Joseph Hardtmuth, austríaco, inventaron a la vez el lápiz. Estaba fabricado con un sucedáneo del grafito y arcilla, todo ello envuelto en una funda de madera de cedro.

Gracias a que las minas de aquellos lápices eran fáciles de obtener, se abarataron los precios. Eso hizo que las demandas se disparasen y se extendió su uso por todo Occidente. Los lápices de Conté y Hardtmuth eran mucho más logrados que los producidos por la familia alemana Faber, fundadora de la marca FaberCastell, con dos siglos de antigüedad. Los Faber utilizaban grafito procedente de las minas de Nuremberg, en Baviera. J. L. von Faber introdujo importantes mejoras en el lápiz, pero seguía fallando, eran demasiado duros, al ser las minas de grafito puro.

Conté y Hardtmutn empleaban en su fabricación una materia más blanda y grasa. Lo fabricaban con el grafito molido, y la arcilla, formaban una pasta que disponían en barritas finas las .minas, después lo cocían al horno.

En el siglo XIX, se fabricaban lápices de todos los colores, gracias a los tintes de anilina, substancia que contiene el alquitrán (también se fabrican con este material los lápices de ojos, y el rimmel). El inglés J. Priestley descubrió que la savia de hevea servía para eliminar los trazos del grafito, eso contribuyo a que se hiciera todavía más popular, bajando la venta de plumas estilográficas.

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