4 de septiembre de 2014

ORIGEN DEL COLLAR


El collar es uno de los símbolos más antiguos, su círculo cerrado tenía estrecha relación con la magia y los poderes ocultos. En el Antiguo Egipto los collares eran piezas coloristas, casi siempre de cuatro vueltas, se solían combinar el oro y la plata con piedras semipreciosas de cuatro colores: amarillas, verdes, rojas y azules.

Los collares anchos eran típicos en Egipto. En ellos se grababan estrellas, flores, conchas. También los había sencillos: de cuentas, canutillos de pasta esmaltada con amuletos que colgaban de ellos.

Cuando Howard Carter (1874-1939), arqueólogo inglés, descubrió la tumba de Tutankamón, en el Valle de los Reyes, en 1922, el faraón llevaba un collar formado por ciento sesenta y seis placas de oro macizo

Los asirios solían utilizar collares de piedras preciosas, también había collares sencillos fabricados, por ejemplo, con huesos de aceitunas perforados. Los fenicios se adornaban con collares de pasta esmaltada, parece ser que importados de Egipto.

Los griegos, más sobrios, dejaron su uso exclusivamente a las mujeres. Crearon un nuevo tipo de collar: una serie de anillas formando cadena, con un anillo grande en forma de argolla. Algo parecido utilizaron los bárbaros: un aro alrededor del cuello, tanto para hombres como para mujeres.

Los romanos heredaron el gusto etrusco, combinándolo con los collares griegos. De esta manera crearon un collar intermedio que tenía la influencia griega y la bárbara. Se fabricaban dos modelos: collares y cadenas. Ambos solían ser de oro, con perlas y pedrería, bajaban hasta la cintura en dos o tres vueltas. De ellos colgaba la “bula”, que era un amuleto contras algunas enfermedades comunes.

En la Edad Media no se utilizaron collares hasta el siglo XII, las mujeres de la aristocracia pusieron de moda la gargantilla de tela ajustada al cuello, en la que se cosía un hilo de pequeñas perlas.

En el siglo XV, estaba de moda lucir un collar sobre el escote, no sobre el vestido, como había pasado en siglos anteriores. Eran muy populares los collares españoles, de filigrana de oro con esmaltes.

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