5 de septiembre de 2014

MARY TOFT Y SUS CONEJOS


Durante el reinado de Jorge I de Inglaterra (1660-1727), Mary Toft (1701-1763) una chica que vivía en Godalming Surrey, tuvo su primer parto en septiembre de 1726, eso no sería noticia si no fuera porque lo que alumbró fueron varios conejos. 

El médico local, John Howard, respondió a la llamada de la familia y se apresuró a ir a casa de Mary, donde sorprendido, la ayudó a parir a nueve conejos. Todos nacieron muertos, y en realidad no eran conejos enteros, sino trozos de conejo.

John Howard escribió a algunos de sus colegas de todo el país, para que lo ayudaran a investigar este extraño fenómeno. Toda la historia llegó a oídos del rey y él mismo envió a Nathanael St. Andre, cirujano-anatomista, y Samuel Molyneux secretario del Príncipe de Gales.

Mary explicó que durante su embarazo sintió un fuerte deseo de comer conejo a todas horas, por lo que pasó varios días persiguiendo conejos sin conseguirlo. En presencia de los doctores, Mary continúo dando a luz más conejos. El 29 de noviembre la llevaron a Londres para poder estudiarla con más detenimiento.

Su caso se convirtió en una sensación nacional, miles de personas rodearon la casa donde se hospedaba Mary. Sir Richar Manningham, famoso médico de Londres, sospechando del engaño de Mary, le dijo que la iba a abrir en dos y examinar su útero. Al escuchar eso, decidió confesar su mentira.

Mary explicó que ella misma se había introducido los trozos de conejo, cuando nadie miraba, con la única intención de ser famosa y recibir una pensión del rey. Fue encarcelada por poco tiempo, acusada de fraude, pero fue puesta en libertad sin juicio. Cuentan que en menos de un año desde este suceso, tuvo un hijo “normal”.

Jhon Howard y Nathanael St. Andre, los dos cirujanos que creyeron la historia, sufrieron la mofa y la humillación de todo el mundo, sus carreras quedaron arruinadas para siempre.

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