10 de septiembre de 2014

El INDESTRUCTIBLE MICHAEL MALLOY


Michael Malloy, era un vagabundo irlandés, que vivía en las calles de Nueva York en 1930. Red Murphy, Tony Marino, Frank Pasqua y Kriesberg, sus supuestos amigos, contrataron para él tres seguros de vida, con ellos, después de matarlo, esperaban cobrar una indemnización de sesenta mil dólares actuales.

Planearon el asesinato pensando que debía parecer una muerte natural, decidieron emborracharlo, uno de los grandes vicios de Michael. Marino tenía una tienda de licores y le iba a dar crédito infinito, pensando que si tomaba todo el alcohol que quisiera, moriría rápido.

Después de un tiempo bebiendo mucho, el único resultado era que dormía mucho, despertaba hambriento y no paraba de comer. Esto suponía un gasto enorme para Marino, que convenció a los demás de mezclar la bebida con anticongelante para el coche. Tampoco les salió bien la treta.

Después del ese fracaso decidieron mezclar el vino con veneno, y le ofrecieron mariscos ya que creían que mariscos y alcohol era venenoso. Otro fracaso. Nada les daba resultado, ni el linimento para caballos, ni la trementina en el vino, ni el bocadillo de sardinas podridas y trocitos de cuchillas de afeitar.

Con tanto fracaso buscar una solución más radical. Una noche de invierno, con una temperatura de 26º bajo cero, los empaparon de agua y lo dejaron durmiendo en un parque de la ciudad. Tampoco lo consiguieron, lo único que pilló Malloy fue un resfriado. Lo próximo fue intentar atropellarlo con un taxi, previo soborno al taxista Harry Green, al que pagarían, si conseguía matarlo, ciento cincuenta dólares. Actuaron de la siguiente manera:

Borracho perdido, Malloy fue llevado a un camino solitario, en el cual el taxista, después de acelerar dos veces, no fue capaz de acertar a atropellar a Malloy. Asustados lo llevaron a otro camino y ahí sí que lograron atropellarlos. Creyéndolo muerto, lo abandonaron, pero Malloy estaba vivo, la única consecuencia del atropello fueron tres semanas en el hospital con un hombro y el cráneo fracturados.

La “esperada” muerte de Malloy llegó después de salir del hospital, cuando, tras emborracharse, unos de los asesinos le tapó la boca con una manguera atada a una salida de gas, ahogándolo.  La compañía de seguros les pago 1.200 dólares. Posteriormente al asesinato, los criminales no dejaron de hablar de los sucedido, la noticia llegó a oídos de la policía y de esa manera fueron detenidos. A uno le condenaron a cadena perpetua y el resto fueron ejecutados en la silla eléctrica. 

2 comentarios :

Unknown DICE

Malloy era una especie de "Terminator" ya que no había forma de matarlo. Saludos Ana.

Ana DICE

Víctor, un tipo duro de pelar. Un beso fuerte.