6 de abril de 2014

LA IMPOTENCIA A TRAVÉS DE LA HISTORIA


Durante todas las épocas ha existido una preocupación por la impotencia masculina. Los antiguos griegos aplicaban en el pene, el ano y el interior de los muslos una mezcla de aceite y pimienta en polvo, frotando toda la zona con una manopla de ortigas. No se sabe si les funcionaba. Para los romanos, el impotente estaba envuelto en un aura pecaminosa y contaminaba a quienes vivían con él.

También los chinos se han preocupado por el tema. El “elixir dorado” buscado por los alquimistas taoístas para alcanzar la inmortalidad estaba relacionado con el rendimiento sexual del hombre. Los boticarios ambulantes de la antigua China disponían de una gran variedad de medicamentos que incluían desde sangre de serpiente, que los ancianos debían beber en copas de cristal, sopas de aletas de tiburón, hasta nidos de golondrinas, ya que construían sus nidos cuando sus glándulas salivares secretaban sangre. Hoy en día, en los herbolarios chinos se venden láminas de cuernos de ciervo para estimular la potencia sexual.

En el mundo islámico medieval, los médicos, fueron los primeros en recetar medicamentos para tratar este problema. Se trataba de la combinación de medicamentos y alimentos. Estos medicamentos, la mayoría de las veces, eran drogas. Algunos de estos médicos que probaron estos medicamentos, desde el siglo IX hasta el siglo XVI, en sus  fueron: Muhammad Ibn Zarariya Razi, Thabit bin Qurra,Ibn Al-Jazzar, Avicena, Averroes, Ibn al-Baitar y Ibn al-Nafis.

En la Edad Media, la ausencia de erección se achacaba a los hechizos del diablo. Esto era causa de la disolución del matrimonio. Muchos, y en distintas épocas, fueron los que aprovecharon esa causa para deshacer sus matrimonios: el rey francés Felipe Augusto para quitarse de en medio a la reina Ingeborg; el papa Borgia para deshacerse de su yerno Giovanni Sforza y casar a Lucrecia, su hija, con Alfonso de Aragón, etc.

Enrique IV de Trastámara, hermanastro de Isabel la Católica, llegó a enviar emisarios a África para conseguir el cuerno del unicornio, ya que en la Edad Media se creía que era milagroso contra las disfunciones sexuales. De lo único que le sirvió fue para pasar a la posteridad con el sobrenombre de “El Impotente”.

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