20 de abril de 2014

GILES COREY Y EL JUICIO DE SALEM


Entre febrero de 1692 y mayo de 1693 se llevaron a cabo los procesos por brujería de Salem, Massachusetts. Unas doscientas personas fueron detenidas y encarceladas con escenas de delirio e histeria colectiva de la comunidad. Todos sospechaban de los vecinos que no se ajustaban a los parámetros religiosos puritanos, los acusaban de brujería y de estar poseídos por el demonio.

Se cree que cinco de los acusados murieron en prisión y que los que fueron a juicio, unos veintiséis, fueron condenados a la horca. El proceso se desarrollo únicamente basado en las sospechas y rumores, sin ninguna garantía legal para los acusados.

La ley dictaba que los que se negasen a declarar serían sometidos al “peine forte et dure”, o la tortuga. Este método de tortura era el siguiente: al interrogado se le tumbaba en el suelo, poniéndole un tablón rectangular encima, que se asemejaba a la hoja de una puerta. En dicho tablón se colocaba peso gradualmente (normalmente rocas), produciendo aplastamiento paulatino hasta que la persona moría o "confesaba". El tormento se podía prolongar bastante tiempo según el peso que se añadía.

De esta manera torturaron a Giles Corey, un granjero de ochenta años, detenido junto a su mujer Martha Corey, y que se negó a declarar. A Giles le había acusado una chica de brujería el 14 de abril de 1692,

El 17 de septiembre de 1692 empezó su tortura. El juez la paraba de vez en cuando por si Giles quería confesar, pero las únicas palabras que decía eran: ¡Más peso!, ¡Más peso! Los presentes, creían que sus palabras tenían truco, así que seguían poniéndoles más peso, él repetía lo mismo.

Después de dos días de tortura murió por asfixia y aplastamiento. Antes de morir maldijo a todo el pueblo de Salem. Fue enterrado en una tumba anónima en Gallows Hill. Su esposa que también se había declarado inocente durante el juicio, fue ejecutada tres días después de la muerte de su esposo.

Efectivamente las palabras de Giles Corey tenían truco. Según la ley inglesa, como Corey no había sido condenado a muerte en un juicio, ya que no llegó a ser procesado, al no confesar, sus propiedades pasaron a sus familiares, en lugar de ser confiscadas por el Estado.

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