19 de noviembre de 2013

LA FACHADA MARÍTIMA DE PALMA EN LA EDAD MEDIA


La ciudad de Palma, desde tiempos remotos, ha tenido grandes vínculos con el mar. El mar era fundamental en la vida de los árabes. En la amurallada ciudad musulmana, el mar entraba más allá del castillo del emir (sobre lo que hoy es el Born (el Borne) que se unía con la desembocadura de la Riera).

Por este canal navegaban barcas de vela latina que procedían de otros puertos de donde traían especias, tejidos… también se colaban enemigos, por eso, bajo los muros de la fortaleza, se encontraba el embarcadero que tenía siempre dispuesta la nave para que el emir, huyera rápidamente. Más de cien barcos llegaron a tener los árabes, con esta flota atacaban las costas de la Península. El puerto de Palma se ubicaba en lo que hoy conocemos como S’Hort del Rei (Huerto del Rey) y la plaza de la Llotja (la Lonja), que en ese momento estaban rodeados de mar.

Con la conquista de Jaime I, el puerto se convirtió en un punto importante. En aquella época lo más importante era Portopí (se llama así porque en la antigüedad sobre él destacaba un gran pino). El rey, repartió la isla, pero mantuvo el control de la ensenada de Portopí. De esta manera quedó  establecido como puerto principal de la que había sido Madina Mayurca en el año 1249. Muy pronto el puerto de Palma fue considerado uno de los mejores del Mare Nostrum. Su situación geográfica era magnifica.

Con la expansión, surgió la necesidad de ampliar el puerto, así se construyó lo que hoy conocemos como el muelle viejo. Las galeras venecianas, genovesas, florentinas y catalanas, eran frecuentes en las orillas de la bahía. Los comerciantes inundaban la ciudad procedentes de Oriente, África, traían; azúcar, metales, pieles, oro… Alrededor del puerto, en las atarazanas, surgieron asentamientos que dependían del mar como pescadores, boteros, toneleros, etc. El Consolat de la Mar (Consulado del Mar) era el que regulaba todo lo referente al tráfico marítimo.

Durante los siglos XIV, XV y XVI el puerto de Palma se mantuvo como un puerto importante del Mediterráneo. Se fundó la escuela de cartografía donde destacan Abraham y Jafuda Cresques, Jaume Ferrer, Gabriel Valseca.

Patronos y marineros, pescadores y mestres d’aixa llenaban el área de la muralla que da al mar. Las atarazanas se convirtieron en un importante centro de reparación y construcción de embarcaciones a vela.

La caída del tráfico de especias, la desviación de la ruta del oro, el deterioro del comercio marítimo, las incursiones de los piratas, y las pérdidas de las naves en los enfrentamientos, fueron la causa del deterioro del comercio en la ciudad de Palma. Hasta el siglo XVII, no volvería a recuperar el apogeo y a ser un puerto importante del Mediterráneo.

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