16 de abril de 2013

EXPLOSIÓN EN TUNGUSKA



En una región despoblada de la taiga siberiana, (en el área del río Tunguska, en Rusia) también conocida como Bosque Boreal, que se encuentra en las latitudes altas al norte, entre la tundra y la estepa, el 30 de junio de 1908 a las 0 horas 17 minutos 11 segundos se registró una enorme explosión cuya energía se calculó en 12’5 megatones TNT, lo que equivale a 1.500 bombas como la de Hiroshima.

Tres ensordecedoras detonaciones y un cañoneo sobrecogieron a los habitantes de la cercana ciudad de Vanavara. Según los testigos, minutos antes de la explosión, algunos árboles y yurtas (cabañas) fueron arrancadas del suelo, y en los ríos, olas gigantescas avanzaron contracorriente.

En algunos pueblos de la región, la vegetación quedó reducida a cenizas, en otras, no se produjeron daños materiales.

La causa fue atribuida a un meteorito en 1927, a un  cometa en 1930, a una explosión nuclear en 1961, a la antimateria en 1965, a un pequeño agujero negro en 1973 y a la explosión de un platillo volante en 1978.

Durante muchos años no se obtuvo una explicación científica, hasta que, en 1992, Nevski y Balklava, físicos rusos, dieron a conocer una teoría que parece convincente.

Según ellos, la explosión se debió a un meteorito que atravesó la atmósfera terrestre y fue destruido por un rayo que él mismo generó.

Cuando un objeto penetra a alta velocidad en la atmósfera queda envuelta en plasma, y su superficie se calienta por el rozamiento y empieza a liberar electrones, que son arrastrados en dirección contraria a la trayectoria de la cola del plasma.

Al perder partículas, el meteorito se va cargando positivamente generando una diferencia de potencial que libera energía en forma de rayo.

La descarga eléctrica, con miles de amperios de intensidad, puede desintegrar parte de la roca antes de llegar al suelo.

Las tres detonaciones, dicen los físicos que corresponden al propio rayo, a la destrucción del meteorito y a la onda balística provocada por la invasión en la atmosfera de un objeto a velocidad supersónica.

El cañoneo pudo ser el eco, normal al que provoca el trueno que sigue a un rayo. El levantamiento de árboles y casas se debió a que la carga positiva del meteorito pudo provocar cargas negativas en los objetos terrestres. 

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