11 de diciembre de 2012

LAS RAREZAS DE NERÓN


El emperador romano Lucio Domicio Enobarbo Nerón (36-68) hizo un viaje artístico a Grecia en el año 66 y aprovechó para participar en los Juegos de Olimpia, Delfos y Corinto. Fue una obligación coronarlo con los laureles de ganador. Volvió a Roma dos años después, llevando más de mil ochocientas coronas de triunfador.

Obtuvo un título olímpico de carreras de carros en el año 67,  además de algunos de poesía. No es que ganase por ser el mejor, sino por que corrió en solitario. Años después, en recuerdo de sus logros olímpicos, Nerón estableció los Juegos Juvenales para conmemorar que se había quitado la barba, dedicándola a Júpiter.

En otro momento de su vida, Nerón tomó lecciones de canto y debutó en la actual Nápoles. El público huyó aterrorizado, no por su voz, sino porque en ese mismo momento de declaró un temblor sísmico. En las siguientes actuaciones se cerraron las puertas para que nadie se fuera durante su concierto.

Cuentan que Nerón fue el inventor de la moda del agua de rosas, por la que sentía tanta devoción que una vez se gastó 4 millones de sestercios (20 millones de pesetas) en aceite, agua y pétalos de rosa para él y para sus invitados, en una fiesta nocturna ofrecida a uno de sus mejores amigos personales.

En el entierro de su esposa Popea, en el año 65, se empleo una cantidad de perfume que superaba la producción anual de Arabia. Se perfumo incluso a las mulas que formaban parte del cortejo fúnebre.

Su esposa Popea también llevo una vida llena de extravagancias. No se separaba nunca de su bañera de plata ni de las 500 burras que le daban leche para sus baños que le permitían mantener su piel blanca.

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