21 de noviembre de 2012

HISTORIA DEL LAVAVAJILLAS



En 1880, Josephine Cochrane la esposa de un político de Illinois, y nieta de Jhon Fitch, el inventor del barco de vapor, harta de que sus vajillas y cristalerías al ser limpiadas por el servicio se dañaran y disminuyeran después de sus numerosas fiestas, se decidió a diseñar una maquina de lavado que tuviera más cuidado que sus sirvientes.

En su casa, en un cobertizo, empezó a realizar pruebas, hasta que consiguió inventar y fabricar un prototipo formado por unos cestos que daban vueltas alrededor de una rueda sumergida en una caldera de agua caliente. Un motor bombeaba agua jabonosa sobre la vajilla, y hacia girar la rueda. Este “lavavajillas” se hizo popular y algunos directores de hoteles y restaurante encargaron el modelo.

Josephine presentó la patente en el año 1886, pero se llevó una sorpresa al comprobar que 36 años antes, Joel Houghton, ya había patentado una máquina que servía para lo mismo, pero debido a su complicado montaje hizo que este primer lavavajillas fuese totalmente impensable realizarlo. Así que Josephine tuvo suerte, tiempo después funda una empresa dedicada a fabricarlas y venderlas.

Después de años de intentos y reticencias por parte de los posibles compradores y muchos otros problemas, la empresa y después las de la competencia, consiguieron que el lavavajillas fuera aceptado por las familias estadounidenses y más tarde por las de todo el mundo.

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