3 de noviembre de 2012

HEINRICH SCHILIEMANN Y LAS RUINAS DE TROYA



Heinrich Schiliemann (1882.1890), fue un arqueólogo aficionado que descubrió las ruinas de Troya. Desde pequeño tuvo esa obsesión, a los 7 años soñó por primera vez con descubrir Troya.

A los 14 años empezó a trabajar en una tienda de comestibles, donde estuvo cinco años y medio. A los 20 se embarcó como grumete en Hamburgo, rumbo a Venezuela. A los 15 días navegando, el barco naufrago y Heinrich acabo como secretario en una oficina comercial en Ámsterdam, en ese puesto, aprendió en menos de cuatro años, inglés, francés, español, italiano, portugués y ruso.

A los 24 años se marchó como agente comercial a San Petersburgo, al año siguiente, abrió un oficina comercial dedicada a la importación de artículos coloniales.

En 1850, dada su afición por el oro, fundó en California un banco, con mucho éxito comercial. Además adopto la nacionalidad estadounidense al incorporarse California a la Unión.

Poco tiempo después volvió a Rusia, donde fue nombrado ciudadano honorario, juez de los tribunales comerciales de San Petersburgo y director del Banco Imperial del Estado. En ese tiempo aprendió sueco, polaco, árabe, latín, griego moderno, y en tres meses, griego antiguo.

En 1868, cuando tenía 46 años, se retiro de todos sus negocios y se marchó a Grecia y Turquía, en busca de la ciudad de Troya y del tesoro de Príamo.

En 1870, siguiendo las indicaciones abstractas de la Ilíada, contrató a cien obreros y comenzaron las excavaciones en la colina de Hissarlik, en el Asia Menor turca. Tuvieron suerte y pronto descubrieron joyas, utensilios de cocina y otros objetos.

Lo que les llevó a la conclusión de que había asentamientos distintos superpuestos, que correspondían a nueve ciudades distintas de Troya, destruidas y reconstruidas sucesivamente, se cree que la número 6 fue el escenario de los hechos narrados por Homero en la Ilíada.

Removieron 25.000 metros cúbicos de tierra, y Schliemann en persona sacó a la luz un gran tesoro, que se duda que sea el famoso Tesoro de Príamo, pero si fue un fabuloso tesoro de joyas y piedras preciosas, que ocupo 206 páginas del diario de Heinrich, sólo para enumerarlas.

4 comentarios :

profedegriego DICE

Querida Ana, nos traes en esta entrada la figura de un individuo excepcional; experto políglota autodidacta, creyó tanto en lo que amaba que hasta los hados le fueron propicios. Cometió grandes errores como arqueólogo aficionado que era, pero no debe esto empañar la hazaña de haber descubierto la legendaria Ilión.
Mil bicos.

Erna Ehlert DICE

Me ha gustado esta entrada, además me venía muy bien en este momento que acabo de leer una historía de Helena de Troya.

Saludos

Ana DICE

Profedegriego un gran personaje y un gran desconocido a la vez, un beso.

Ana DICE

Erna me alegra que te haya gustado, y si te "ha venido al pelo", mucho mejor un beso.