4 de diciembre de 2011

ESTÉTICA MAYA


Los mayas practicaban la deformación craneal y el estrabismo. Para lograrlo colocaban dos tablillas entre el cráneo de los recién nacidos y una cuenta brillante colgada de un hilo delante de los ojos.

La incrustación de pequeñas piezas de obsidiana y jade en los dientes formaban parte de la estética, también se adornaban con orejeras, pulseras, rodilleras, collares, pectorales, etc. La calidad de estos objetos dependía de la clase social. Los guerreros se agujereaban el labio inferior y la nariz para ponerse bezotes y narigueras.

La pintura corporal tenía una función ritual y los pigmentos se aplicaban con resinas. Los guerreros se pintaban el cuerpo de rojo, azul o negro y llevaban máscaras en las ceremonias. Los nobles, dependiendo del rito, de blanco o rosa.

Según el tipo de sacrificio, a la victima se la pintaba de azul. La mujer no podía pintarse el rostro, pero sí el pecho, los brazos y la espalda. El tatuaje era signo de distinción y sólo lo usaban las clases acomodadas o aquellos que habían destacado por una hazaña.

Los hombres vestían una especie de braga llamada “ex”, y el “xicul”, parecido a una chaqueta sin mangas. En ocasiones llevaban el “suryen” o manto cuadrado que se anudaba a un hombro.

Las mujeres vestían el “huipil” que era una blusa larga y ancha bordada, que dejaban caer sobre la falda larga. En los lugares donde hacía calor, durante las tareas domésticas, llevaban los pechos al descubierto.

El tocado identificaba el rango del individuo y estaba elaborado con piel de jaguar, serpiente o venado y plumas de aves.

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