29 de octubre de 2011

SEPIA


Sepia officinalis es su nombre científico. Tiene el cuerpo robusto, plano, una concha dorsal esponjosa protectora y una cabeza con ocho brazos y dos tentáculos con unas cuantas hileras de ventosas. El manto tiene dos aletas estrechas. Los machos se distinguen de las hembras por una fina linea blanca por todo el borde de las aletas. Poseen una concha caliza interna (jibión). Se la conoce también como choco y jibia.

Es un cefalópodo de fondo, que se mueve por los sustratos arenosos o fangosos y las hierbas del litoral, hasta 150 metros aproximadamente. Es capaz de cambiar de color en décimas de segundo para adaptarse a el aspecto del fondo y del ambiente, si esta estrategia no es efectiva, suelta un rayo de tinta para confundir a los depredadores y huir lenta y disimuladamente.

Se reproduce poniendo unos huevos de color negro, de febrero a octubre, siempre agarrados en forma de racimo a las algas, corales, etc. Los recién nacidos, ya tienen las características de los adultos.

Se alimentan de gambas, cangrejos y pequeños peces. Puede llegar a medir 65 centímetros de largo y pesar hasta 4 kilos. Su vida es muy breve y no suele pasar de los dos años.

En la antigüedad clásica, los nobles romanos daban un uso farmacéutico y cosmético a la concha interna, antes de tomar un baño hacían que los esclavos les lavasen el cuerpo con una especie de ungüento formado por hierbas aromáticas acompañadas de diversas sustancias entre las cuales estaba la concha molida de la sepia. Todavía hoy en día, esta parte dura se utiliza para que los pájaros enjaulados se afilen el pico.

La tinta también era utilizada como pigmento en las pinturas artísticas.

Unos de los primeros libros de cocina, “De re coquinaria”, que se supone escrito por Marc Gavi Apicio, aparecen diversas recetas con sepia, alguna como la sepia con guisantes.

Es baja en grasa, rica en proteínas, hierro, magnesio, sodio, fósforo y vitaminas. También es buena para el sistema cardiovascular.

Antonio Cabrera y Corro (1763-1827), Canónigo Magistral de la Catedral de Cádiz dijo de la sepia en 1817:

"Sepia Oficinalis"
"La Xivia"

"El cuerpo carnoso, sin túnica sobrepuesta, envainado sobre la cabeza, y junto a ella cierto número de hilos gruesos y largos que terminan en verrugas; la boca entre los hilos, terminal córneo. Tiene dentro una especie de escama huesosa á lo largo del dorso; posee una vejiguilla de cierto licor negro que arroja de su cuerpo para ocultarse contra sus enemigos. El color blanco."

4 comentarios :

profedegriego DICE

En los últimos años, Ana, los investigadores hablan de pulpos, calamares y sepias como de la "inteligencia blanda", por sus notables habilidades; de sus otras cualidades gastronómicas, ¡qué vamos a decir los gallegos de los cefalópodos!
Mil saludos.

Ana DICE

Profedegriego buenisimos los cefalópodos. Un beso.

enrique DICE

Qué rica está a la plancha!!

Ana DICE

Enrique a la plancha y de cualquier manera. Un beso.