28 de febrero de 2011

CULTIVOS HITITAS



El pueblo hitita vivía en un territorio semidesierto, cubierto de montañas y con escasos ríos. Para tener campos de cultivo,se construyeron diques, canales y otros recursos que permitieran disponer de agua suficiente.

La civilización etrusca nunca cosiguió producir los suficientes cereales para satisfacer la demanda de su población, por lo que debió importar grandes cantidades de Siria y de Egipto. El suministro llegaba en barcos hasta unos puertos equipados para poder realizar esta misión, los hititas nunca se asentaron en las costas.

El cultivo de las leguminosas (habas, judías, guisantes...) y de los árboles frutales sí que cubría las necesidades de la población. Según la importancia que se concediera a los terrenos en los que se sembraban los alimentos, podían estar cercados o no. la destrucción intencionada de un huerto, por pequeño que fuese, estaba duramente penadalizada. Por ejemplo, por cada árbol destruido, el culpable debía pagar casi diez veces su valor y, al mismo tiempo, encargarse de replantarlo.

También se cultivaban hierbas y plantas medicinales o de condimento. Una de las más cotizadas era la del azafrán, a la que se le concedía tanta importancia que después de cosecharla se celebraban unas fiestas que el pueblo consideraba como un buen o mal augurio.

En las montañas crecían manzanos, perales, la más solicitadas eran las higueras gracias a que sus frutos se podían consumir frescos, secos y como complemento de otras comidas. El almendro también era muy apreciado, no solo como alimento, ya que la almendra machacada lo mismo que su jugo, se utilizaba como medicina.

La planta y el árbol favorito de los hititas eran la vid y el olivo. Las aceitunas se utilizaban como alimento, aunque su mayor utilidad era una vez prensadas se extraía el aceite, que utlizaban tanto para freir o condimentar lo alimentos como para el alumbrado y como ungüento.

La vid era muy solicitada, pero no por la uva. Era el vino lo que los hititas buscaban. Los artesanos terminaron obteniendo unos vinos de gran calidad, que se exportaban a los países vecinos.

Nunca faltaban arbustos y matorrales para calentar las casas y alimentar el fuego donde se preparaban las comidas.

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