12 de diciembre de 2010

EL OASIS DE SIWA


Este oasis berberisco fue, durante muchos años un gran desconocido (los demás oasis se conocían ya en la época del Antiguo Imperio) para saber de él hubo que esperar hasta la XXVI dinastía.

De esa época es el templo del oráculo de Amón, al que acudían desde muy lejos para consultarle. Cambises en 524 a. C., destacó un ejército entero para aniquilar Siwa, pero los soldados murieron en las tempestades de arena.

Alejandro Magno también emprendió un largo viaje para consultar el oráculo que le confirmó su descendencia divina.

Bajo el imperio de Augusto, Siwa se convirtió en un lugar de destierro. La islamización del oasis estuvo marcada por enfrentamientos y luchas entre los siwis y sus conquistadores árabes.

Se dice que en el siglo XI, un peregrino que regresaba de la Meca trajo una cuarentena de hombres que se asentaron al oeste del oasis, provocando la rivalidad entre los habitantes del oasis y los advenedizos del oeste.

A lo largo de los siglos, algunos grandes viajeros europeos llegaron hasta Siwa. Estos recopilaron mucha información sobre el oasis y sus habitantes y dijeron que estos vivían en Shali y los extranjeros no estaban autorizados a entrar en el oasis. Además de las malas relaciones entre los pobladores del este y del oeste.

En 1820, Mehmet Alí envió a sus tropas para reafirmar su autoridad y obligar a los siwis a satisfacer los impuestos que no pagaban. El tema se zanjó con unos cañonazos sobre Shali. Desde ese momento acudieron muchos viajeros.

En 1904, el jedive Abbas II recorrió en siete días, con sus 228 camellos y 28 jinetes, los 300 kilómetros que separan Marsa Matruh de Siwa. Su entrada en el oasis fue triunfal. Tras intercambiar algunos regalos, dio orden al gobierno de acudir en ayuda de Siwa, tres años más tarde regreso para comprobar que todo estaba bien.

En 1928, el rey Fu’ad se presentó para reforzar las ayudas. En ese momento empezó la “egiptización” de Siwa. El oasis se abría al mundo, pero sus habitantes seguían siendo herméticos y rehuían el contacto con los extranjeros.

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