21 de noviembre de 2010

LAS PIEDRAS PRECIOSAS Y LA SALUD


En el pasado las piedras preciosas se llevaban básicamente porque protegían y ayudaban a conservar la salud.

Se cuenta que el emperador romano Nerón hizo incrustar piedras preciosas en la cabecera de su cama y en las paredes de su dormitorio para gozar de la protección de las gemas mientras dormía, que era cuando estaba realmente indefenso.

También entre los árabes existía un gran respeto y reconocimiento por las piedras. Solimán el Magnífico, renombrado por la humildad de sus vestiduras y por su austero modo de vida basado en un concepto ascético de la existencia, poseía como única riqueza unos cofres llenos de piedras preciosas, que situaba siempre cerca de donde se encontrase. Desde su punto de vista, las gemas actuaban por sí mismas y no era necesario contemplarlas ni lucirlas en público como símbolo de poder.

Para los árabes usaban con frecuencia collares que se consideraban higiénicos y poseían gemas talladas de manera rudimentaria, es decir, no eran un adorno. De todas las gemas, preferían el ámbar, por creer que tenía mayores propiedades curativas.

En Ceilán, todavía hoy, las mujeres de alto rango social suelen salir a la calle luciendo cantidad de joyas, pero para hacer ostentación de su poder económico sino como protección para el mal de ojo, para prevenir accidentes y para conservar la salud.

2 comentarios :

Jose Jaime DICE

Sin lugar a dudas emiten un espectro de luz que es beneficiosa para el cuerpo. Un artículo muy interesante.

Abrazo

Ana DICE

José Jaime estoy contigo, yo creo que si tienen algo especial. Un beso