13 de septiembre de 2010

HIGOS


El higo ha formado, desde tiempos remotos y en diferentes culturas, parte de la dieta habitual. En Egipto, en la pirámide de Gizeh, se encontraron dibujos que representaban su recolección. En el libro del Éxodo es uno de los frutos que los exploradores de Canaán presentaron a Moisés. En Grecia cuando se fundaba una ciudad, se plantaba entre el ágora y el foro una higuera para señalar el lugar donde se reunían los ancianos. Fue el alimento preferido de Platón, y se la conocía como la fruta de los filósofos.

Baleares es una de las comunidades autónomas con mayor número de higueras, la mayoría de ellas en el Pla de Mallorca, algunas de sus variedades son; Coll de dama, Martinenca, Sistel, Hivernenca, Rotja, figa flor, Bordissot, Balafí, Verdal Negre, figa de la Senyora…

En muchos pueblos de Mallorca existe la costumbre de secar los higos una vez recolectados su elaboración es la siguiente:

Para secar los higos se ponen al sol directo y por la noche se ponen a cubierto para que no cojan humedad. Una vez secos se hornean unos minutos, se pasan por agua sal (sal en un bol con agua y un huevo recién cocido hasta que éste flote) y se retiran enseguida. Una vez sacados del agua sal, se dejan escurrir en un paño seco. En un bol se ponen capas de higos y entre capa y capa, dos o tres hojas de laurel, y algunos troncos y flores de hinojo.

Una vez terminado se vierte cazalla o anís seco y dulce. Se deja macerar como mínimo un mes. El bol se coloca boca abajo cubierto con film de cocina. Los higos pueden guardarse más de un año.

LAMINA DE MARITTA HAGGENMACHER

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