22 de septiembre de 2010

CRISOLITA Y CRISOPRASA

CRISOLITA- Es un compuesto de silicato de alúmina y aluminato de glucina, de color verde muy parecido a la esmeralda. También se la conoce con los nombres de Cimofana, Crisoberilo y Crisópalo.

En la antigüedad siempre aparecía en pectorales, anillos y coronas de monarcas, sacerdotes y emperadores. Se cuenta que Cleopatra regaló a Marco Antonio una inmensa crisolita que él llevó hasta su muerte.

En España, esta gema tuvo su mayor apogeo durante la época de Felipe IV, y su prestigio se extendió a otras cortes europeas, porque se la consideraba un poderoso amuleto para alcanzar el reconocimiento.

Si en su superficie aparece dibujada de manera natural una imagen parecida a la del Sol, asegura a quien la posee la obtención de una inmensa riqueza.

Es la piedra del honor, del reconocimiento y para fortificar el espíritu. Se cree que cura la gota.

CRISOPRASA- También llamada crisopacio, se trata de una variedad de ágata que se distingue por su color verde, producido por el óxido de níquel que contiene.

Durante la Edad Media, su poder fue tan reconocido que no sólo se hacían amuletos con ella sino que se incrustaba en los muros de las casas, sobre todo en los dormitorios, pues se creía que resultaba muy eficaz en cuestiones amorosas en las que la labia de los amantes pudiera decidir felizmente una situación.

Dicen que esta gema proporciona confianza en uno mismo y firmeza en la defensa de los propios argumentos. Simboliza la elocuencia y asegura una vida prolongada. Se la recomienda para curar las afecciones de la voz y las depresiones.

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