28 de mayo de 2010

EL ENGAÑO DE UN GOBERNADOR ROMANO

En el año 150 a.C. el pretor Servio Sulpicio Galba ideó un plan para castigar las invasiones de los rebeldes lusitanos a las ciudades sometidas al dominio romano.

Les recibió e hizo con ellos una tregua, fingió que les compadecía porque a causa de no tener recursos robaban, hacían la guerra y rompían los tratados. Decía que: “La esterilidad del suelo y la pobreza os fuerzan a hacer cosas, pero yo os daré por ser sitiados sin recursos una tierra fértil y os estableceré en campos abundantes, después que os haya dividido en tres grupos”.

Ellos creyendo sus palabras, abandonaron sus casas y se congregaron donde les ordenó Galba, éste les dividió en tres grupos y tras enseñar a cada uno una llanura les ordenó que permanecieses en ella hasta que les construyera ciudades a su vuelta.

Cuando llegó hasta el primer grupo, les pidió a que depusieran las armas como amigos, y cuando las habían depuesto les rodeó con un foso y enviando a algunos soldados con espadas, los mató a todos, mientras se lamentaban e invocaban a los dioses y las lealtades recibidas.

De la misma manera mató también al segundo grupo y al tercero, con gran rapidez, ya que en ese momento desconocían lo que les había sucedido al primer grupo.

De los 30.000 hombres, mujeres y niños reunidos murieron la tercera parte, los demás fueron vendidos como esclavos. Sólo se salvaron unos cientos, entre ellos el joven Viriato.

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