15 de abril de 2010

LAS BATALLAS DE ANÍBAL

SAGUNTO (219 a. C.)
Aníbal tomó Sagunto, ciudad aliada de Roma, tras un asedio de ocho meses. Los romanos exigieron la entrega de Aníbal, y la negativa cartaginesa a hacerlo permitió a Roma a desencadenar la segunda guerra púnica.

TRASIMENO (217 a. C.)
La siguiente victoria de Aníbal fue una nueva emboscada, tan mortal como la de Trebia. En su avance por los Apeninos alcanzó a las legiones romanas junto al lago Trasimeno. Un ataque por sorpresa desde el flanco y la retaguardia dejó a los romanos sin escapatoria. Murieron 15.000 soldados, incluido el cónsul.

TESINO (218 a. C.)
Tras la travesía de los Alpes, la primera batalla de las tropas de Aníbal contra las de Roma se produjo cerca del rio Tesino (actual Ticino). La caballería y la infantería de púnicos y númidas aplastó a las fuerzas romanas, que se dieron a la fuga aterrorizados. Entre los huidos se encontraba Escipión, que aún era un adolescente.

CANNAS (216 a. C.)
La batalla de Cannas (el mayor triunfo de Aníbal) se disputó en campo abierto, lo que parecía favorecer a los romanos, superiores en número. Pero su ofensiva se llevó al centro de la formación cartaginesa, según una trampa que ideó Aníbal, que los aniquiló con su caballería. Perdieron la vida 50.000 romanos.

TREBIA (218 a. C.)
Pocos días después de la batalla de Tesino, Aníbal hizo la primera gran exhibición de su talento como estratega. Colocado en un lugar cercano al río Trebia, consiguió atraer a las legiones de Tiberio Sempronio Longo a una emboscada en la que perdieron la vida 20.000 soldados romanos.

ZAMA(202 a. C.)
En su último gran combate al servicio de Cartago, Aníbal no demostró menos pericia que en las anteriores. Pero esta vez tenía frente a él a Escipión. Las tropas romanas resistieron la acometida de los elefantes y la caballería púnica. Un ataque por la retaguardia dio a los romanos la victoria definitiva.

2 comentarios :

El quinto mulero DICE

Cannas...cegados por el sol de frente, casi sin aire, por tener que respirar el polvo levantado por la caballería de Anibal que evolucionaba alrededor de ellos, como pastores agrupando el rebaño, los pobres reclutas ciudadanos cada vez se fueron apretando mas unos contra otros, cada vez más, y más , y más, ... hasta ser imposible moverse, sin poder usar las lanzas, ni desenvainar las espadas, ni cubrirse con los escudos, estrujados, cercados, la caballería númida hizo de red, los lanceros cartaginenses de tenedor, y la infantería gala e hispana de cuchillo trinchador, rebanando rodajas de lineas legionarias como quien corta a lonchitas finas un queso. Tuvo que ser terrible para los legionarios ver como cada vez se acercaban más a ellos las espadas enemigas, entre gritos, sangre, invocaciones y blasfemias amigas y enemigas, y, desesperanzados ¿se acordarían de sus madres?...de las propias y de las del enemigo, porque no hay nada nuevo bajo el sol. Todas las guerras tienen también su intrahistoria, que se obvia por desagradable, ó por repetitiva. Siempre es igual: Sangre, hierro, muerte y gritos. Terrible.
Saludos Ana, desde Madrid con acento hispalense. Blog chuli descubierto por casualidad gracias a San Google - buscando espuelas medievales del siglo XI!!...jejeje...Fin.

Ana DICE

Curro tienes razón lo peor de las guerras no pasa a la historia.

Gracias por tu visita y tu comentario. Un beso.