8 de enero de 2010

PERLAS


En el pasado, la perla no sólo fue muy valorada sino que se la consideraba un amuleto curativo. Los griegos decían que servía para reforzar la actividad cardíaca. La utilizaban también como antídoto, pulverizándola y mezclándola con agua del mar para poderla beber.

En el siglo XVII, algunos fármacos recetados por los médicos de la época contenían, entre otros elementos, zumo de limón y polvo de perlas. En épocas pasadas se consideraba un amuleto beneficioso el collar de perlas, pero luego se transformó en un augurio funesto llevarlo. Una creencia popular asegura que “las perlas son lágrimas”, lo que significa que quien lo lleve derramará tantas lágrimas como perlas tenga el collar.

La perla negra en cambio dicen que atrae la suerte, y aseguran que quien la lleva tiene un destino diferente al resto de los mortales y sobresale de la media. Hay quien cree que bañando las perlas en agua de mar su hechizo maléfico desaparece. Recuperan su brillo irisado gracias al contacto con el agua de mar. Parece ser que hay que usar una sola perla, ya sea blanca o negra, puesto que juntas se convierten en un elemento negativo, pues aseguran que su atractivo atrae los influjos negativos.

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